𝟑𝟒 ┆ Abre la puerta.

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—¿Miles? ¿Estás despierto, imbécil?— La cabeza de Scourge se asomó por la puerta de la habitación, aunque rápidamente Miles la estampó contra su cara y la cerró, impidiéndole la entrada y, de regalo, un golpe en su nariz —¡Auch! ¡¿Qué mierda te pasa?!

—¡No entres!

—¿Por qué no?

—Porque... Me estoy cambiando.

—Miles, traigo el desayuno.

—Puta mierda.— Pensó el zorro para sus adentros, aún aferrándose de espaldas contra la puerta.

—Ayer estuviste todo el día quejándote por el dolor de estómago, así que te traje té y pastillas.— Al no obtener respuesta por parte del más chico, el de gafas volvió a hablar y, antes de que Miles lo tachara de amable por sus servicios, añadió, golpeando la madera: —¡Para que dejes de quejarte de una maldita vez! ¡Ahora abre la puerta!

En realidad, le preocupaba el estado del ámbar, pero Scourge nunca lo admitiría en voz alta y, mucho menos, permitiría que Miles se burlara de él.

—Scourge, agradezco el gesto, pero no es un buen momento.

El verdoso quedó paralizado. Miles acababa de... ¿Agradecerle? De acuerdo, algo andaba muy mal.

—Abre la puerta.

—Scourge, por favor...— ¿Ahora pedía "por favor"? ¿Quién era el imbécil detrás de la puerta y que había hecho con Miles?

—Abre la puerta, Miles.

—¡No te va a gustar!

—¿Qué no me va a gustar? ¿Verte desnudo?— El verdoso continuó golpeando la madera —¡Miles, abre la jodida puerta!

—¡Que no!

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No sé, algo random y sin contexto que escribí hace tiempo. ¿Qué dicen? ¿Lo hago cómic?

¡Nos vemos! ✨✨

Scouriles DoodlesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora