Pretty woman

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Las manos de Sergio recorrían las piernas de Max, sus piernas largas y bien formadas con tobillos sorprendentemente delicados, y tuvo una repentina necesidad de sentirlas alrededor de su cintura.

El menor parecía contento de recostarse en la cama y dejarse acariciar, sus ojos azules seguían cada movimiento del mexicano, con una pequeña sonrisa en su rostro.

"¿No debería ser al revés?" preguntó Checo juguetonamente. "¿No deberías hacer todo el trabajo, ya que soy yo el que paga?"

Max le sonrió. "¿Quieres que te adore? ¿Que me ponga de rodillas y le reza al ministro de defensa?"

Sergio no pudo evitar sonrojarse al escuchar eso, agachó la cabeza avergonzado. "No dije eso. Simplemente no sé cómo suele ser esto".

"No hay usual aquí, tú eres el que paga, puedes tener lo que quieras" dijo Max lentamente , con sus brazos alrededor de los hombros del mayor. "Si quieres tocarme toda la noche, esta bien, algunos de mis clientes solo quieren abrazarme y hablar" - El menor le siguió con una cara de picardía

"o puedo subirme arriba de ti, montarte y hacer todo el trabajo yo mismo, puedes darme como cajón que no cierra y fóllarme duro, lo que quieras. Soy tuyo mientras me pagues" dijo Max en voz baja, dejando un rastro de besos en la mandíbula de Sergio.

"Quiero hacer todas esas cosas" murmuró Sergio, besando el hombro pálido del rubio, inhalando su delicioso aroma. "¿Que es ese olor?"

"Loción de coco, a la mayoría de los clientes les gusta, si a ti no, puedo ir a darme un baño" ofreció Max, moviéndose un poco en los brazos del mayor, quien lo abrazó mas fuerte para mantenerlo en su lugar.

"No, no, me gusta, mis sábanas van a oler a coco cuando terminemos" contesto con una sonrisa, empujando al holandés contra la cama y colocando su cuerpo sobre el del más alto.

"Bueno, no puedo ayudarte con eso, soy tu puta, no tu criada" Max dijo soltando una carcajada, Checo se rio con él, sus manos deslizándose por el pecho del menor, sus dedos jugando con los rosados pezones, el mas chico jadeó un poco, arqueándose hacia el toque de Sergio, quien metió una pierna entre las de Max y comenzó a frotar su pene hasta que comenzó a endurecerse.

Max estaba dejando escapar gemidos altos, Checo sospechó que probablemente eran un poco exagerados, pero no lo mencionó y deslizó sus dedos en el cabello del mas chico, acariciando los mechones claros del niño mientras lo empezaba a besar, desde el estómago hasta llegar a su cuello, y Sergio sintió una intensa necesidad de marcar cada centímetro de su piel.

"¿Puedo dejar marcas?" preguntó Sergio, no tenía idea de cuál era la etiqueta para eso.

"Preferiría que no lo hicieras", dijo Max disculpándose "lo vuelve incómodo para otros clientes si voy a ellos con las marcas de otro hombre".

Una idea se formó en la mente de Checo y antes de que pudiera pensar en lo que estaba apunto de hacer, se apartó para poder mirar al otro a los ojos y lo dijo. "¿Qué pasa si te pago la semana? Entonces tendrías tiempo de sanar antes de ver a otros... clientes" sugirió, pasando su mano por el muslo del mas joven.

"Si quieres pagarme por una semana, puedes dejarme todas las marcas que quieras" dijo Max feliz, enredando sus piernas en la cintura del mexicano, quien le sonrio brillantemente y dejo una marca morada en la cremosa piel de la garganta de Max.

Sintió las manos del niño arañándole la espalda, el más pálido dejó escapar un gemido, arqueándose contra el otro y Sergio no dejo pasar la oportunidad de poner una mano alrededor del pene del menor, subiendo su mano de arriba a bajo lentamente, no pudo evitar admirar el miembro del menor, era de buen tamaño aunque no tan grueso como el suyo, rosita y cálido, ahí se dio cuenta que dios realmente era injusto pues incluso su pene era igual de bonito que el resto de su cuerpo.

El rubio era muy sensible, gimiendo y empujándose hacia cada toque que la mano del peli-negro proporcionaba, inclinando su cabeza hacia atrás para darle más espacio al mexicano en su cuello. Sergio sintió como su propio pene pedía atención y empezó a mover sus caderas para presionarlas contra la piel suave de Max, que se retorció hasta que Checo quedó entre sus piernas.

"Quiero chupártela", dijo Sergio en el oído de Max, haciéndolo gemir de nuevo. "¿Piensas que es raro?" ¿Era normal que los hombres quisieran hacer este tipo de cosas con prostitutas? Creía que por lo general era al revés, pero no estaba seguro, todavía se sentía un poco fuera de lugar, a pesar de lo complaciente que había sido el menor con el.

Era un rookie en esto de comprar sexo.

"Incluso si lo fuera, ¿crees que te lo diría?" Respondió Max en broma, acariciando el cabello del mayor y sonriéndole. "Pero no, muchos clientes lo hacen, no te preocupes por lo que crees que deberías querer", dijo el de ojos azules mirando al otro. "Concentrate en lo que quieres y tómalo".

Sus miradas cruzaron, era clara la tensión en la habitación.

"Tómame" susurró seductoramente Max, y eso fue todo lo que ocupó Sergio para abalanzarse sobre el rubio.

La noche sería larga.

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Max Verstappen versión Julia Roberts.

Sexo, sexo y más sexo.

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