ᴄᴀᴘÍᴛᴜʟᴏ 1

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ᴄᴀʀᴏʟɪɴᴀ

La alarma suena y la apagó rápidamente. Tomo un poco de conciencia y sonrio porque ahora recuerdo el porqué de mi gran emoción.

Hoy es mi graduación. El día más especial de toda mi vida.

Y nada puede salir mal.

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Realmente cuando dices "nada puede salir mal", todo sale mal.

Ya es de noche, estamos en la fiesta de graduación, con mi mejor amiga, Gina Hernández, o como le digo yo, Gigi.

Hemos sido amigas desde la cuna. Gracias a Dios que nuestras madres también son mejores amigas porque una vida sin Gigi no me la imaginaria. Así que desde pequeñas, Gigi y yo somos inseparables.

Este día, era nuestro día más soñado y esperado ─ después de nuestros quince's, claro está ─, hoy por fin Gigi y yo nos iríamos de casa. Y no nos mal entiendan, vivimos en una hermosa familia funcional, sin embargo, queríamos desde pequeñas más libertad e independencia. Así que cuando cumplimos once años prometimos explorar el mundo después de nuestra graduación.

Esperamos mucho tiempo este día, habíamos planeado cada segundo de este día para que fuera perfecto.

Bueno, spoiler, no lo es.

Una chica ─accidentalmente─ me había derramado su vaso de su mix de licor y refresco rojo en mi vestido.

Tres jadeos de sorpresa y horror, salieron de mi boca, de la de Gigi que estaba detrás mío, y de la chica que estaba adelante mio y que era la culpable de que ahora un refresco esté en mi vestido dorado.

─¡Oh Dios mio! Perdoname, lo lamento mucho, déjame ayudarte. ─ lamentó la culpable, y rápidamente agarro unos papeles de cocina que habían en la mesa del lado de nosotras, intentando ─ fracasadamente ─ limpiar la gran mancha roja que se extendía por mi vestido.

─No lo hagas, lo estás empeorando. ─ regañó Gigi a la chica mientras quitaba su mano de mi vestido, qué mientras más "limpiaba" más se esparcía en mi vestido.

Me susurró una disculpa más antes de que se fuera.

Gigi me miro y miro mi vestido arruinado.

─¿Quieres que vayamos a casa? Igualmente, tenemos que regresar a las doce. ─ susurró Gigi mientras extendía su mano y frotaba mi brazo para reconfortarme. Mire el reloj en la pared y vi que eran las diez de la noche. Suspiré frustrada. Apenas empezaba la fiesta.

─Yo me iré, Gigi. Tú quédate aquí, disfruta de nuestra graduación. ─ dije yo, dandole un pequeño abrazo a Gigi teniendo cuidado de no mancharla.

─No, no, no. Me iré contigo. Además, la fiesta está muy aburrida, y lo será más sin ti.

─Mhm, está bien, como tú digas ─ respondí. Fuimos caminando hasta la estación de bus, y mientras charlabamos un poco sobre cómo nos había ido estos días.

─Sabes, hoy noté a mis padres un poco raros ─ confesé.

─¿En qué sentido? ─ tomamos asiento en las sillas de espera mientras llegaba nuestro bus correspondiente que nos llevaría a casa.

Valle De Lanu: La Mujer Del AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora