one

527 55 13
                                    

———————————————————

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

———————————————————

«En el año 1633, Japón, como si tejiera un manto de misterio, cerró sus fronteras al resto del mundo. Sus ciudades se convirtieron en enigmas inaccesibles, donde los ojos de sus ciudadanos nunca contemplarían una cara blanca ni aquella que fuera japonesa. Entre los callejones del olvido, la trama de la discriminación tejía sus hilos con crueldad, considerando a un niño mestizo y a una niña maldita como seres menos que humanos, lamentables impuros, auténticos monstruos en una sociedad que prefería las sombras a la luz de la diversidad»

«En este oscuro telar del pasado emergió una leyenda, como una flor desafiante creciendo en la grieta de la opresión. Hablaba de un espadachín, un titán que desafiaba las cadenas de la injusticia, empuñando una espada de venganza. Su figura se volvió una sombra en los callejones, una esperanza susurrada en las noches silenciosas. En esos tiempos tumultuosos, la leyenda del espadachín y su espada de venganza resonaba como un eco de rebelión, desafiando el yugo de la intolerancia y encendiendo la llama de la resistencia en un Japón sumido en las tinieblas de su propia creación»

Mizu y Hikari avanzaban por el manto blanco y frío de la nieve, traspasando el pueblo hasta alcanzar su destino anhelado. El hambre de Hikari resonaba con insistencia, y como era de esperar, la petición se materializó al instante gracias a la intervención de Mizu.

La fama de aquel lugar gastronómico sugería que ofrecía las mejores soba del pueblo. Con ansias palpables, el de sombrero fue el primero en atravesar la puerta, haciendo sonar la campana que tintineaba a su paso, haciendo sonar demandante su entrada. Se dirigió hacia una mesa  con aquella chica pelinegra atrás siguendolo con tranquilidad.

—"¡Ringo! Hay dos clientes. Sombrero grande y la pelinegra"—anunció el cocinero con rudeza hacia el joven.

Con celeridad, el grandote se aproximó a la mesa, se arrodilló y dijo:

—"Bienvenidos a ambos. Les traeré un poco de té. No es el mejor, pero está caliente y deben estar fríos. También, algunos pañuelos, porque cuando estoy helado, moqueo demasiado. Y un gran plato de soba. Hacemos el mejor soba, en serio. Mal té, buena soba. ¿Ok?"—expresó con rapidez y amabilidad. El de sombrero grande asintió con la cabeza, mientras que la chica habló de inmediato.

—"¡Sí! Por favor, necesitamos ese té y esa buena soba de inmediato, estamos hambrientos"—respondió con amabilidad y cierta seriedad.

Ringo se levantó ágilmente, tarareando una melodía, y recogió lo necesario de la mesa.

—"¡Paticorto! ¡Más fideos, rápido!"—ordenó el anciano desde la cocina, dirigiendo su mirada hacia las dos jóvenes. Luego, con tono despectivo, agregó—"Terminen sus platos. Les pagué bien a sus padres por ustedes. Los burdeles me pagarán aún más cuando tengan curvas en esos flacos cuerpos campesinos. ¡Coman!"—dijo con superioridad, su mano se posó en el rostro de la joven, empujándola hacia un lado, provocando un leve jadeo de temor.

"The Eyes Never Lie" | Samurai Blue Eyes x ocDonde viven las historias. Descúbrelo ahora