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❝¡Despierta a la realidad! Nada en este mundo sale como uno lo planea. Cuanto más tiempo vives, más te das cuenta de que en realidad solo existe el dolor, el sufrimiento y la futilidad❞.
―Uchiha Madara.
⠀⠀【Ｈｉｓ...
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𝐏or más que Hayami trataba de detenerlo, él no daba un paso atrás en su decisión. Ninguno de los dos bandos quería acabar de una vez por todas los problemas generados; ya se podía prever una guerra, una que terminaría muy mal. Su corazón se partía en mil pedazos con tan solo pensar en qué es lo que le harían a Madara por su traición.
Una de sus manos lo tomó del mentón. Sus lágrimas brotaron al notar que en su mirada no había nada más que rencor y odio guardado desde hace muchos años. Aunque comprendiera lo enojado que estaba por todo lo que le hicieron, le dolía que fuera a ella a quien le dedicara esa mirada, esa que antes estaba llena de amor.
Lo tenía enfrente y, aun así, se sentía tan lejana a él. Era todo completamente diferente, nada parecido a lo que el Uchiha le prometió ese día. Extrañaba aquellos momentos donde se respiraba paz, donde podían ser ellos mismos. Sus manos seguían aferrándose a una las largas mangas de la yukata del shinobi para evitar que cometiera cualquier acto del que se pudiera arrepentir después. Madara no ponía resistencia a su agarre; nunca trataría de hacerle daño, pero debía continuar con su plan hasta las últimas consecuencias.
—Madara, te lo suplico... —dijo entre sollozos—. No lo hagas; podremos hallar otra solución. Si hablo con Tobirama, seguramente aceptará firmar un pacto de paz.
—Tuvo muchas oportunidades en el pasado de retractarse y no lo ha hecho. —La tomó por los hombros—. Tu hermano es el responsable de todo... Mi clan debe tener el respeto que merece, no solo es cuestión de mi orgullo, que también está implicado en esto. Y me siento tan miserable por enfrentarme a los que son importantes para ti, poniéndote en medio del asunto...
—No te sientas culpable, no lo hagas. —Entrelazó sus manos—. Prometimos que lo resolveríamos todo juntos. Si tú quieres esto, lo haremos juntos. Sin embargo, creo que podría haber otra solución que...
—Lo lamento. —La separó de él—. Si no se hace justicia por los Uchiha, aceptaré combatir en un duelo a muerte para ganármela. ¡No dejaré que se salgan con la suya otra vez!
Dio largos pasos hasta llegar a la puerta de su hogar, el cual ya no podría llamarse así después de eso. Hayami veía como se alejaba de ella, dejándola sola en esa gran casa. No quería que se vaya, no después de enterarse de una importante noticia. Su voz era temblorosa, tenía miedo de lo que pudiera pasar. Madara llevaba puesta su armadura de batalla: estaba decidido a acabar con el problema de raíz.
—¡Madara! —gritó tan fuerte que sintió un agudo dolor en su garganta—. No cometas una tontería, no cuando no eres el único implicado en esto... ¡Llevarás el dolor y la miseria por siempre! ¡No dejes que tus emociones te consuman!
—Aguantaré todo ese dolor y esa miseria con tal de encontrar la justicia. Estaré dispuesto a luchar hasta el final por el bien del clan y por el tuyo, Hayami.
—538 palabras.
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