HISTORIAS DE TERROR PARA CONTAR EN UNA NOCHE: EL TESORO DE FORTÍN

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- ¿Quieres escuchar una historia realmente asombrosa? Una historia que involucra un pueblo paranormal, un cerro infernal y lo más importante de todo... Un tesoro. Exclamó una voz femenina.

- Sí. La voz de una niña respondió

- Esa historia ya la contaste sesenta y siete veces, mamá. Dijo una voz masculina de un niño.

- Cállate Julián, que Tania no la sabe. Exclamó la madre 

- Pero mamá, no tenemos mucho tiempo, íbamos a jugar. respondió el niño

- Espera Juli, que si quiero escucharla. ¿Que fue lo que pasó señora Galina?

- Galina: Bueno, todo empezó en 1923.

                                             1923, AGUASCALIENTES, MÉXICO.

Había una vez, un apuesto joven de apenas 16 años, ambicioso como el infierno, quería comerse al mundo con sus ideas. Este joven nunca fue a la escuela, pues se dedicó desde pequeño a ayudar a sus dos enfermos padres, Cristina y Jael. Trabajaba duramente todo el día en la granja, y a veces en los cultivos de su madre; por las noches se la pasaba horas en el estudio pensando en un proyecto innovador que los sacara de la pobreza, pero tardó en conseguirlo.

Llegó invierno de 1924, y el joven emprendió su primer invento, un restaurante familiar. El chico tenía habilidad para la cocina, pero era su hermano  2 años mayor, Ernesto, quien realmente se encargaba de esto. Fue breve, puesto que durante una crisis en el pueblo, la gente quedó pobre y no podía pagar la comida que ofrecían, así que cerraron dos meses más tarde. 

Este joven, triste y deprimido, sin ahorros por haberlo invertido en el restaurante, siguió en la granja de su padre, pero día con día, pensando en algo que los sacara de ahí.

Por las noches dialogaba con Ernesto sobre los planes que tenían a futuro una vez se hicieran millonarios. El joven creía en la fuerza del trabajo, pero Ernesto desde chico se dedicó a creer en la suerte, por lo que se obsesionó con cuentos de hadas y tesoros, como la olla de los doblones de oro, el tridente de Poseidón o el oro azteca maldito de Cortés.

- Ernesto: Yo voy a tener una enorme casa, dos esposas, tres vacas y hasta una cantina solo para mí.

- Yo voy a tener muchos negocios en la capital, dijo el joven.

El joven dormía muy poco, puesto que se dedicaba a pensar en algo innovador para la época.

Un año más tarde, en noviembre de 1925, el joven volvió a invertir todos sus ahorros en un nuevo proyecto, renta de caballos.

Resulta que el joven compró unos caballos para poder rentarlo a aquellas familias que no poseían uno, y que debían trasladarse de un punto a otro dentro del pueblo, o que necesitaran cargadores.

Esto funcionó parcialmente, cerca de dos años dedicó su vida a eso, obtenía ganancias, aunque no las suficientes para salir de Aguascalientes y cumplir su sueño de tener negocios. Apenas alcanzaba para traer comida a la casa, ya que su hermano Ernesto estaba muy ocupado en encontrar tesoros falsos y sus padres eran muy viejos ya para laburar. 

Esto duró hasta enero de 1927, cuando un asesinó llegó al pueblo para matar al señor Gutiérrez, que le debía dinero que le pidió por la plaga de ratas de 1923, para poder proteger su casa y adquirir medicamentos . Ese mismo asesino, sin ningún tipo de empatía, en la madrugada de un 4 de mayo, robó uno de sus caballos para huir tras el acto, y en las prisas, dejó abierto el corral en donde tenía a los demás, haciendo que estos huyeran lejos, sin posibilidad de ser encontrados. Al día siguiente, el joven devastado por perder sus caballos, intentó colgarse cerca del árbol de Vallejo, pero su hermano Ernesto, cortó la soga justo a tiempo. 

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