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-" Bienvenido"- dijo el joven mago cuando Zoro entró en la habitación, tenia sonrisa divertida en sus labios.
- "Te estaba esperando, Roronoa Zoro".
Zoro no necesitaba preguntar cómo lo sabía; era, después de todo, El Mago.
-“¿Entonces también sabes por qué estoy aquí?”
El Mago asintió.
Cuando el silencio cayó entre ellos, Zoro dijo con impaciencia
-"Dijeron que concedes deseos".
- "No gratis."
- "Eso he oído."
Otro silencio.
- “Pagaré el precio”, Zoro rompió el silencio nuevamente.
-“Dime. ¿Qué quieres de mí?"
El Mago sonrió con cansancio; ya había tenido esta conversación noventa y ocho veces.
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Era cerca de medianoche cuando Zoro se despertó bruscamente por un extraño sueño. Soñaba con sujetar a Sanji debajo de él, quitarle las capas de ropa una por una y dejar sus marcas en la pálida piel de este. Soñó con el rubio llamándolo por su nombre, tocándolo en la espalda, respirando caliente y pesadamente mientras le decía a Zoro que lo profanara. miró sus pantalones y se dio cuenta de que ya estaba medio duro. Mirando a su alrededor, notó que los demás dormían y que el cocinero no estaba. Probablemente Sanji todavía estaba limpiando la cocina. Aún así, no se atrevería a hacer nada en esa habitación, Luffy estaba allí, y preferiría arrojarse al océano que tener esa conversación con Luffy.
Decidió levantarse de su hamaca y subió a cubierta. El aire fresco podría ayudarle a aclarar su cabeza, tal vez podría realizar una o dos rondas de ejercicio como medida preventiva.
