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Parte 2

Nu rebuscó en sus bolsillos, desesperado, encontrando el paquete de pañuelos que su mamá le daba todas las mañanas, y torpemente sacó uno, procediendo a sonar la nariz de Nat que seguía llorando. En sus manos sostenía el saurópodo, como si ese simple gesto fuera suficiente para calmarlo.

- No llores, Natie, me harás llorara mí- le dijo, llamando su atención.

Nat sorbió, hipando.

-¿Por qué vas a llorar tú? A ti no te quitaron tu juguete -Nu le miró sin comprender, y Nat repitió con torpeza-. ¿Por qué vas a llorar?

Nu le revolvió el cabello, secándole las lágrimas de su colorado rostro.

- Porque si lloras, me rompe el corazón -le contestó seriamente.

- ¿Cómo tu corazón se puede romper?

- Es una metáfora, Natie.

- Odio las metáforas -Nat hizo un puchero inconsciente, y Nu le sonrió al notarlo más tranquilo.

Sin embargo, no duró mucho porque la puerta del baño se abrió y Nat se sobresaltó. Nu se giró, esperando que fuera James, pero sólo parpadeó cuando notó que era el Presidente de Estudiantes con su amigo, el chico pálido que lucía siempre con sueño.

Los ojos de Zee se dirigieron hacia él, confundido, en tanto el otro chico se quedó mirando a Nat.

-¿Qué está pasando?

-¿Por qué lloras, Nat?

Hablaron los dos chicos al mismo tiempo.

Nat trató de ocultarse detrás de Nu, mientras él los observaba sin entender.

Max frunció el ceño, en tanto Nunew se apresuraba en sacar su libreta, haciendo malabares porque Nat no quería soltarlo.

Nada grave, Nat solo tuvo un accidente.

No sabía por qué mintió. No sabía por qué simplemente no decía la verdad.

Tal vez porque estar cerca de Zee lo ponía nervioso, lo cohibía un montón, lo hacía sentir más torpe que nunca. Zee lucía como una persona seria, dura y poco accesible, aunque podía notar cierto tono apagado en sus ojos que lo desconcertaba porque, a pesar de todo eso, a pesar de que Zee fuera alguien en ese colegio, lucía infeliz.

Y una parte suya quería conocerlo más, pero también podía leer en gestos del mayor que él no le era de su agrado.

Max tomó la libreta, leyendo el mensaje, sin embargo, no lució conforme.

¿Y James? ¿Qué ocurrió?

Nunew se puso ansioso, porque nunca fue bueno para mentir.

Mordió su labio inferior.

Max no parecía demasiado paciente, porque vio cómo dio un paso más, y Nu pensó que iba a golpearlo así que cerró sus ojos.

Sin embargo, se sorprendió cuando, a pesar de la expresión en su rostro, Max lo separó con cuidado de Nat, llamando la atención del chico de cabello naranja.

-Hey, Natie -le dijo con tono dulce.

Nat se crispó.

-No, es Nat Natasitt, ese es mi nombre -soltó Nat-. Aléjate, apestoso.

Max sonrió.

- Hoy no apesto, no he fumado -contestó Max, pero Nat no lucía conforme-. Venga, ¿quieres olerme? -bromeó.

MUÑEQUITO DE PORCELANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora