Capítulo 30: Momentos

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Iam.




~22/06/2021~




Antes de que ponga un pie fuera del hospital acompañado de Mimi, a mi teléfono entra una llamada de Matheo.

Le aviso a la chica quién es, y mientras descuelgo, caminamos al carro.

—Hola amigo. ¿Qué sucede?

—¿Estás desocupado?

—Sí, de hecho, acabo de salir del hospital y voy a dejar a Mimi al departamento —la chica me mira, mientras se pone el cinturón de seguridad. Rápidamente, la imito, sin apartar el móvil de mi oreja.

—Bien, es mejor que te pases un momento a hablar con el administrador del edificio. Surgió un problema con el apartamento que quieres rentar.

—Bien, llego en unos minutos —cuelgo y salgo del estacionamiento.

—¿Todo en orden?

—Eso creo —rasco mi oreja —. Al parecer hubo un altercado con el apartamento.

—Ya veo, pero tranquilo que se resolverá —le sonrío y tomo la ruta para llegar a los condominios donde vive Theo.

Apenas llegamos, bajamos y como estoy acompañado de Mimi solamente nos dirigimos al ascensor. Ya una vez entramos a la casa Theo, él aparece.

El chico se toma su tiempo para saludar a su novia y luego se acerca a mí.

—¿También quieres un beso? —bromea y trato de no reír.

—Claro, cariño. Ven acá —envuelvo mi brazo en su cuello y empiezo a frotar mi puño en su cabeza, desordenando su cabello.

—¡Mimi, ayúdame! —le pide a la chica y ella solo levanta los hombros.

—A mí no me metas. Iré a ducharme.

La chica se va y enseguida suelto a mi amigo.

—Eres un salvaje —se queja para después empujarme y yo solo rio —. ¿Qué tal la vida viviendo en la casa de tu suegro?

—¿Quién te dijo?

—Hace unos segundos terminé de hablar con Claudia —golpea mi hombro —. Tú sabes que soy bueno para sacar información.

—Solo será por unos días —enseguida su expresión cambia —. ¿Y ahora por qué pones esa cara?

—Es que creo que ya no pasará lo de que seamos vecinos.

—¿De qué hablas?

—Pues, resulta que hace unas horas, llego una nueva vecina —frunzo mis cejas —. Y está ocupando el apartamento que tenías planeado arrendar.

—Aguarda, eso no es posible —me observa —. Yo ya di parte del dinero del enganche y se suponía que mañana estaba planeado que firmé el contrato.

—Eso mismo fue lo que le dije al administrador, pero lo único que me respondió fue que la persona que arrendó el lugar, ya dio el enganche y tres meses de depósito por adelantado.

—Iré a hablar con él —salgo del departamento y enseguida mi amigo me alcanza para poder respaldarme al momento en que hable con quién debo.

Una vez llego a la oficina de administración, la persona encargada me pide que pase y no pierdo tiempo en empezar a hablar.

Dolor y Tormento© - Trilogía: Dos Palabras - Libro #2 - En PausaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora