Dolor y Tormento© - Trilogía: Dos Palabras - Libro #2 - En Pausa

Capítulo 34: ¿¡Dime Por Qué!?

Ximena.

~25/06/2021~

Theo me entrega una rebanada de pizza y enseguida le pongo un poco de las especias que nos entregaron cuando compramos la comida.

Quien diga que el orégano arruina el sabor de la pizza, está más que loco.

Iam mantiene su mano y la mía entrelazadas sobre su pierna y como está entretenido hablando con Andrés, decido llamar a Beto y al otro oficial para entregarles algo de comida.

Ellos agradecen y enseguida regresan a sus lugares.

La verdad, cualquiera que los note, han de pensar que nos vigilan porque somos criminales, pero por mí pueden meterse sus opiniones por donde más le quepan.

—Aguarda —miro a mi novio cuando habla alto —. ¿Tienen hasta ahora noventa invitados y planean añadir otros cuarenta? —la pareja de prometidos asiente —. Eso es demasiado para el sitio que quieren escoger.

—La sabemos, y ahora debemos cambiar la locación —habla Claudia.

—¿De dónde carajos sacaron tanta gente? —ellos levantan los hombros por la pregunta de Theo y eso me hace soltar una pequeña risa.

—Ximena —la miro —. Tu mejor amiga y padre están juntos, ¿No? —asiento —. Genial, entonces ya puedo contar su invitación como una sola —le sonrío.

—Gracias por invitarlos, pero solo diré que mi papá es un poco extravagante con los regalos.

—¿Y con extravagante te refieres a...?

—A que puede regalarles unos boletos para un viaje costoso.

—Oh, ya veo —ladeo la cabeza —. Es que ya sabes, pensé que era algo raro como... Eso raro.

Trato de no reír, pero se me escapa aire por la nariz y él se avergüenza.

—¿Sabes que creo que les regale tu papá cuando tú e Iam se casen, Ximena? —poso mis ojos en Theo.

—Ilústrame, amigo mío.

—Balazos —los demás lo miran —. Ya imagino a Iam, corriendo de la iglesia luego de decir "Acepto" —ríe por lo que dice —. Pero, descuida amigo —toca su hombro —. Yo voy a cuidarte las espaldas —frunce su ceño —. O correr contigo. La cosa es que no te dejaré solo.

—Sabes que me han enseñado como usar un arma ¿Verdad? —dice Iam y los ojos de su mejor amigo se abren —. Deja de decir tonterías. Roberto puede dispararme si quiere, pero eso no será suficiente para que salga corriendo del altar —me mira —. Él no es capaz de dispararme, ¿No?

—Pues... Si tú no me haces daño, no tiene por qué.

—Bueno, entonces me relajo —lo hace y los chicos lo miran.

—Agradezco que mi suegro sea arquitecto —murmura Andrés, viviendo de su refresco.

—Lo mismo digo —añade Theo e Iam solo chasquea la lengua.

—En mi caso, no me arrepiento de nada. Soy feliz con todo lo que tengo.

Mi corazón late rápido y sé que nunca me podré a acostumbrar a ese tipo de cosas que dice.