Capítulo I

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Volví de la escuela por el camino más largo, pasando por el riachuelo hasta que llegué a mi casa pensando en lo que me dijo mi profesor.

—Eda, eres inteligente y no he llamado tu atención para que me respondas la pregunta, te la pasas dibujando y eso te hace atrasarte en el temario— recordé decir a mi profesor.

Abrí la puerta del jardín, cuando entré saludé, pero nadie respondió, pasé a la cocina y cogí algo de sandía para merendar y me senté a comerla.

Pasaron los minutos y terminé yendo hacia mi habitación para hacer la tarea y estudiar para el examen de mañana.

Al pasar por la sala para subir a mi habitación vi una mochila que no reconocía, miré dentro y encontré un portátil y una cámara de fotografía que agarré para poder verla más de cerca.

—Te he pillado ladronzuela— escuché una voz detrás de mí y un mini escalofrío pasó por mi cuerpo

Me giré rápidamente y allí lo vi, sonriéndome y con el cabello en su cara, mi corazón comenzó a ir a mil y corrí hacia mi hermano quién estaba bajando las escaleras.

—Ay Eda, no molestes a Gabriel.

—¿Quién es?— Pregunté mientras agarraba la camiseta de mi hermano y seguí mirando la belleza de ese ser delante de mí.

—Es Gabriel, un compañero mío de la universidad— yo seguí mirándole y me entregó una dulce sonrisa y movió su mano en modo de saludo y yo mismo hice, hasta que a unos segundos procesé la información que dio mi hermano.

—Pero si aún no comenzaste la universidad.

—Dios preguntas tanto, lo conocí en un juego y coincidimos en ciudad y universidad.

—No pregunto mucho, simplemente tú no te explicas claramente— dije con una cara de asco mirando hacia mi hermano y su amigo hizo un pequeño sonido de risa.

Cuando lo escuchamos mi hermano me hizo soltarme de su camiseta— Mocosa, papá y mamá llegarán en un par de horas, haz tu tarea.

—¿A dónde vas?— pregunté e hice una pequeña mueca.

Cuando mi hermano respondió su amigo ya estaba fuera dándome una dulce sonrisa, dios mío, qué creación tan perfecta— Que te importa niña— cerró la puerta y me quedé en las escaleras pensando en él, qué hermoso era el chico que acababa de conocer, tenía una sonrisa hermosa.

Hasta que vi la puerta volver a abrirse y entró Gabriel corriendo hacia mí— Olvidé mi cartera— pasó de largo y cuando bajó corriendo se quedó a mi lado.

—Tu hermano me dijo que te recuerde no abrirle a nadie, tus papás tienen la llave y si alguien llama míralo desde el balcón del piso de arriba, si ves a un desconocido llama a emergencias.

Yo seguía mirando su cara de arriba a abajo y afirmé con la cabeza.

—Adiós, ya nos veremos.

Fui corriendo a mi habitación cuando cerró la puerta, y me tiré a la cama, son solo 4 años, supuse.

Después de que se me pasará la emoción me levanté para hacer mi tarea, pero cogí mi diario y empecé a escribir sobre él, lo bello que era y lo dulce que parecía ser.

Escuché la voz de mi madre, saludar al entrar a casa y yo aún no había comenzado a estudiar, dios había estado dos horas escribiendo sobre él, rápidamente saque mi tarea y comencé a hacerla, se me hacía tan fácil, gracias a Dios era un examen y tarea de química, me encanta esa materia.

—Eda, vamos a comer— abrió la puerta mamá.

—Mami es que debo acabar de estudiar— seguí escribiendo.

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⏰ Última actualización: Dec 30, 2023 ⏰

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Flébil - Digno de ser lloradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora