capitulo Dieciocho

525 34 0
                                    

Asra

No había pasado mucho tiempo después de dejar a la pequeña coneja en una de las habitaciones de invitados, aún seguía en su forma animal por lo que era bastante manipulable, luego de dejarla en ese lugar uno de los chicos que se encontraban anteriormente, llamó mi atención para llevarme a una de las tantas habitaciones que se encontraban en el lugar.

Llegar solo fue suficiente para sentir de lejos la peste de lobo asentada en una sola habitación, no había esencia mas asquerosa que la de un puto lobo marcando su lugar como perro en celo. El chico toco la puerta con sus nudillos, solo fueron segundos para que la puerta se abra dejando ver a él imbécil que esta apestando el lugar y el culpable idiota amigo de la conejita.

El chucho se encontraba abrazando el cuerpo del chico José, restregándose en el cómo un gato, fueron varios segundos en los que al sarnoso no le importo el hecho que estuviera junto con el otro tipo observándolos, contrario a eso parecía no importarle nuestra presencia. Segundos después de que soltara al chico y este huyera, mi acompañante se va de igual manera.

- ¿Qué hay del chico? - volteo a verlo - ¿ahora te la das de buen samaritano adoptando mascotas? -

Suelta un gruñido.

- No es ninguna mascota - Deja su lugar para acercarse a la puerta cerca de las escaleras - Es mi predestinado.

- Aunque se puede decir que hago lo mismo que el gran ladrón de las cuevas, actuando como niñero - bufa en medio de una sonrisa.

Evité su mirada enfocándome en un punto fijo de la oficina.

- los conejos son conocidos por ser una de las razas más débiles de los mitad bestia - Murmura cambiando de tema.

- aún no he mencionado nada - menciono al momento que observo como una pequeña sonrisa se enmarca en su rostro.

Se dirige a su escritorio, saca una botella de whisky junto con dos vasos de vidrio.

- Pensé que nunca en mi vida volvería a tomar junto con el ladrón más grande conocido jamás - sonríe jactante.

El ladrón más grande, esa era mi vida.

Pero eso no importaba ya, aunque no puedo decir que soy un hombre diferente, han pasado años de los cuales no se había vuelto a escuchar de mí, me había encargado de eso.

Necesito que hagas algo por mi - tomo el vaso con whisky en mis manos.

Me dirigí a uno de los mubles de la oficina y me tumbé en este.

- No puedo, la manada está siendo atacada y tengo demasiadas responsabilidades a mi cargo - su rostro vuelve a ser serio.

Estaba al tanto de lo que pasaba en las manadas cercanas, todas las manadas contaban con el mismo problema, pensaron que el problema se solucionaría con un tratado entre todas las manadas de la ciudad, pero aquellas cosas solo lograban multiplicarse aún más, era algo sorprenderte como ahora existía una nueva plaga creada por los humanos. No, realmente no es sorpresa, han pasado siglos desde que han intentado por todos los medios buscar exterminar a los mitad bestia, pero eso en este momento no importaba necesitaba dejar a la pequeña coneja en un lugar seguro, no puedo llevarla a todos lados conmigo, es demasiado peligroso para ella ir conmigo.

Fijo mi mirada en el pequeño vaso de vidrio, para seguido verter el líquido en mi garganta.

- La dejare aquí, tu y la manada cuidaran de ella - Dirijo mi vista a Zander - Me lo debes.

Suelta un bufido

- No podrá ser, ya he acogido demasiados mitad bestias - resopla - No se quedará aquí, no es negociable -

Su postura erguida, su rostro serio, denota que nada de lo que estaba diciendo era alguna broma de mal gusto, pero no me importaba necesitaba dejar a la pequeña lizie en un lugar que fuera seguro para ella.

Elizabeth

Lo primero que pude observar al abrir mis ojos fue el techo de la habitación. Mi cuerpo amo la mullides de la cama y lo cómoda que esta lograba sentirse, logro quitar la tensión que no sabia que se encontraba en mi cuerpo. Luego de tan solo unos segundos disfrutando de la grandiosa cama, me pongo de pie para estirar mi cuerpo. No se en que instante había caído dormida o en que momento mi cuerpo tomo su forma.

Luego de estirarme salí de la habitación en la que me encontraba, di vueltas por la gran mansión en busca de asra o el chico que nos guio en vano, parecía como si la hubieran dejado vacía, en el lapso de tiempo en el que estuve inconsciente. Luego de todo el recorrido a la planta baja de la casa, me encontré en el exterior las pequeñas calles de la manada se podían observar claramente, me avente a ellas con un poco de curiosidad.

- ¿No te parece maravilloso ver como los niños juegan? - escucho una voz a mis espaldas.

Al voltear a ver observo a la abuela que nos habíamos encontrado junto con asra

•~•~•~•
N/A: holiiii, feliz navidad y año nuevo

La Coneja Me perteneceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora