"-Si fueras una chica... -musitó entre dientes el azabache, causando las peores lágrimas en Sonic".
En donde, al perseguir una mariposa, el bello erizo azulado comienza a ver a su enemigo de una forma distinta.
Pero, ¿qué pasará cuando declare sus s...
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Omnisciente
Amy se había ido, y la felicidad se había desvanecido. Continuaba caminando de un lado a otro por la casa sin rumbo fijo. ¿Qué podría hacer en tal soledad? No podía llamar a su amiga de vuelta, y comenzaba a arrepentirse de no haberla dejado quedar en su casa.
Debía entretenerse con algo, pero ¿con qué? Una imagen de sus maquillajes pasaron por su mente. ¡Claro! Podía probarse maquillajes de Internet.
Agarró su celular de la mesa y se dirigió al baño. Buscó los maquillajes y los dejó sobre el mueble.
Comenzó a maquillarse inspirándose de imágenes de Internet. Al terminar, se miró en el espejo, y se sintió lindo y alegre.
Pero la voz de Shadow resonó en su cabeza. "Si fueras una chica...", le escuchó repetir en su mente. Y no paraba, era una y otra vez, causándole lágrimas que arruinaron su bello maquillaje.
El delineado y rímel se escurrían por sus mejillas, hasta que las gotitas de lágrimas tocaban el piso. Trató de limpiarlas con el torso de sus manos, pero no sirvió porque siguió llorando.
Apoyó sus manos en el mueble, y se observó a sí mismo.
—Vamos, ¿este es el Sonic que quieres ser? —se preguntó en voz alta, pero volvió a "romperse" casi de inmediato—. ¡Maldición, no!
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El maquillaje se había dispersado por su cara, pero no le importó demasiado y simplemente salió así a comprar. Su cara animada de siempre no parecía estar presente, y sólo se mantenía serio, pensante.
Seleccionaba cuidadosamente qué compraría, observando precios, etiquetas y marcas.
Unas risitas y murmullos captaron su atención, haciendo que despegara su vista del frasco de mermelada y mirara hacia donde provenía tal sonido. Su mirada se topó con la de unas aparentes adolescentes que reían y se decían cosas en voz baja.
—"Carajo, se ríen de mí" —pensó avergonzado, pero de todas formas era su culpa por salir tan poco decente.
Volvió a centrarse en el frasco, tratando de no pensar en lo humillante que era ese momento para él. ¿Qué tan bajo había caído para vivir tal cosa?
Las chicas pasaron por su lado, y una chocó su hombro, causando que casi se le cayera la mermelada. Aquellas jóvenes sólo se rieron un poco más fuerte y se perdieron entre los pasillos del supermercado.
Sonic soltó un suspiro y terminó de hacer las compras. Lo único que deseaba era regresar a casa y dormir por horas hasta volver a despertar en la miseria a la que llamaba "vida". Aunque, entre nosotros, él preferiría no despertar.
