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La arena, las cubiertas, los mares, las criaturas marinas, las aventuras y la sangre..

La sirena ha seguido al pirata desde que el era niño, viéndolo desde la prisión de mar como realizar sus aventuras, ella se ha enamorado de él pero no sé atreverse a acercarse porque su canto podría matar al pirata.La sirena observaba de manera intermitente a ese chico el cual le causaba sentimientos conflictivos ya que por un lado le era imposible ignorar su hermoso rostro, pero por otro lado se podía dar cuenta de los peligros que era para su propia existencia, no lograba comprender por qué los dioses habían puesto a esta criatura frente a ella cuando su canto matarlo podría fácilmente..Era tan frágil, y con una gota de sangre en el mar era carne de cañon para las demás, varias veces le había salvado distrayendo a sus compatriotas con un pescado herido cuando a él le golpeaban o cortaban de tal manera que lo lanzaban al mar, pero como un hombre terco iba otra vez a por más. Le parecía absurdo tanta pelea por cosas que ella misma podría conseguir fácilmente en el mar.

La sirena se sintió atraida como una estrella brillante en el cielo en una noche oscura, sus ojos seguían siempre al hombre que había conocido durante años, él era un hombre fuerte y guapo, se daba cuenta de su presencia y se sentía un poco intimidado por ella, pero no logrando hacer algo al respecto, se quedaba mirándola desde lejos con sus penetrantes ojos y sus labios rojos brillantes..Ella simplemente nunca se mostró, solo veía en silencio.

Este aguerrido pirata es diferente al resto... Donde su bandera negra que ondea, la calavera es diferente a la del resto de buques corsarios o ladrones... Era una rota, faltante de la mitad de ella, simbolizaba la violencia con que estos piratas atacan, se suelen dejar a la gente viva, pero, dejan traumas horrorosos a aquellos que asaltan, cráneos rotos, magulladuras en todo el cuerpo, no ha desparramado sangre nunca, pero, no le ha hecho falta, su nombre es desconocido por todo el mundo, pero se hace llamar a sí mismo Moondrop, o Moon llamado por su su hermano menor, Sundrop. Su atuendo era muy diferente al del resto, era caracterizado por uso de capucha para ocultar siempre que pueda su rostro, era negro entero, con dos rayas rojas que ondean su cuerpo, el mismo caminaba por la cubierta de su navío de guerra, bautizado como "Santa Ira", su rostro, inberbe y con un cabello largo que le cubria la cara, junto a una cicatriz que le cubría la cara entera.

La sirena sentía que todo se ponía peor cuando está persona pasaba por las cercanías,era como si la brisa se volviera pesada y lo único que se podía escuchar eran las olas,el mar,sus ojos seguían ese cuerpo en movimiento,en su interior una batalla entre el amor y el miedo,estaba paralizada de tal manera que ni las rocas salpicadas por el oleaje la estaban registrando,no importaba lo que hiciera ese chico siempre se sentía atraída. Aunque pudiera hacerla sushi, pero ella primero le ahogaría.

El mismo Moondrop estaba cada vez más cerca de la borda del barco, observando el mar en busca de tesoros... Escuchando los regaños de su hermano pero le importaba pici. Aunque él se percató de algo, vió a lo que a vista de él era una persona en el agua, claramente era la sirena, pero él mismo pensaba que era una pobre mujer que se había ahogado, claramente, aunque desde muy lejos, ellos dos de están viendo fijamente.

La sirena se sintió como congelada al notar que el chico la estaba viendo fijamente, no sabia si nadar, hundirse en las frías aguas o continuar viéndolo para encontrar una señal que le diera una respuesta a su corazón, la sirena tenía miedo de que el agua. se congelara a su alrededor tal como había el corazón de ella al ver esa calavera y el dolor que le daba pensar que ese era un hombre que nunca iba a tomar. La sirena no dejaba de mirar a ese hombre, sin embargo sus ojos no eran una señal de amor o simpatía, más bien sus ojos eran como si estuviera esperando que una señal divina le indicara que hacer, no había amor en esos ojos solo una sensación. de ansiedad, deseo e inseguridad.

SirenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora