Capítulo 2. La noche en las escaleras.

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Seiran había dejado de mirar el sendero del parque por el que Zachary se había marchado hace varios minutos.
Abrió y cerro sus manos un par de veces y después tocó con las yemas de sus dedos la piel de la mejilla que él había acariciado por error hace poco.
Cerro sus ojos mientras respiraba tranquilamente... entonces sintió que alguien le tocaba suavemente el hombro y los abrió girando su cabeza un poco para ver quién era, aunque era obvio que podría ser Hannes.

- ¡Hola Seiran¡ Perdoname, el tiempo se fue de mis manos. ¡Me encontré con ella!- comentó mientras tomaba asiento a su lado colocando su propia mochila y un par de libros sobre la mesa.

Seiran le sonrió. -¡Me alegro por ti!
Últimamente no podemos cruzarnos con ella, no te preocupes.
Hannes se encogió de hombros con el rostro radiante de alegría adornado con una sonrisa dulce en tanto que buscaba un bolígrafo.
- ¡Claro que me preocupo! Lamento mucho el tiempo que hemos perdido, encima pensé que también llegaría antes que tú. Así que...tuviste que encontrarte con él ¿cierto?.
Hannes la vio de reojo y observo que ella tenía a su lado la bolsa con lo que había encargado a su padre.
Él se rió un poco y la tomó para sacar un par de empaques de frituras. -¡Me encantan! -dijo después de abrir uno, luego lo inclinó levantándola hasta su boca como si fuera un vaso...solo que podría ser un vaso con frituras.

Seiran lo veía con un gesto exagerado de desagrado. Hannes lo notó y volvió a reír masticando las frituras, le extendió el empaque.
Ella lo tomo de su mano, sonrió he hizo exactamente lo mismo que Hannes.
Ambos rieron y comenzaron a repasar su tema.

ZACHARY

Zachary siguió caminando hasta el lugar del parque en donde había estacionado su auto.
Entró y se recostó en el asiento, coloco las manos sobre su estómago, cerró sus ojos... sonreía.
En realidad tenía una cita, pero no una cita de trabajo o una cita romántica. Tan solo iba a quedarse dentro del auto esperando a que Johannes terminara para volver juntos a casa, mientras eso sucedía él aprovecharía el tiempo para terminar  un libro.

Siempre estaba trabajando hasta tarde, pero ese día había escapado antes por su hijo. No había nada de malo, no sería un problema, una agradable tarde de descanso por cientos de días sin parar.

Encendió el clima y la música, algo de jazz.
Tomó el libro que estaba en el asiento trasero y sus dedos se deslizaron tranquilamente por las páginas delgadas hasta la parte que había dejado pendiente.
Pasaron algunos minutos y entonces no pudo más. Colocó el libro abierto sobre su rostro y cruzó sus brazos sobre su frente, recostado como estaba en el asiento principal.
Su risa salió por los bordes del libro.
—Vaya —se dijo y volvió a reír.
La verdad era que por su mente rondaba la imagen de ese precioso cabello pelirrojo y en sus dedos aún persistía la sensación de acariciarlo.
Tomó el libro y lo bajo solo un poco para descubrir sus ojos.
Si alguien lo acompañara notaría ese brillo intenso en su mirada y el suave rubor en sus mejillas.
Si alguien lo viera con atención, en ese momento podría darse cuenta de como su respiración aceleraba solo un poco, lo suficiente para hacer que su corazón golpeara contra su pecho rápidamente.
Pero no había nadie y a nadie se lo diría.

Cuando fue la última vez que se había sentido así? ... Ni siquiera lo recordaba.
Bueno, siendo sincero si que lo recordaba.
Pero eran recuerdos que no valían la pena, porque justo cuando cruzaron por su mente el rubor desapareció, su respiración disminuyó y tuvo la sensación de que su corazón se detenía de forma dolorosa...su sonrisa también se fue y sus labios eran solo una línea apática y apretada.

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⏰ Última actualización: Jul 07 ⏰

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