Joy Miller
Tal como dijo, Gael me estaba esperando afuera del aula para acompañarme a mi clase de vóley. Es raro tener tanta conversación con él en un día, hasta supera la charla que he tenido hoy con mi grupo, que por suerte se retira temprano. Excepto por Amber.
Amber es peligrosa con lo que sabe de Jayden, pero aún no ha dicho una palabra al respecto, solo me ha mirado con esa cara de perro degollado. Es mejor que no saque el tema.
Pero Gael parece preparado para estresarme.
—Oí que hubo una fiesta, ¿cómo fue?
—¿Quién te contó?
—Los hermanos de mis amigos. Bueno, ellos le contaron eso y así me enteré.
—¿Fueron los Rake?
—Qué bueno que no te los cruzaste.
Parece realmente aliviado de saber que no tuve interacciones con ellos. Veo que a él sí le llamó la atención que saliera con tipos tan grandes. Queda descartado contarle algo mínimo de mi relación con Jayden.
¿Qué pienso? No habría razón para contarle justo a Gael, que se distrae fácilmente del tema y me libera a la hora en la que me molesta con el tema de vóley. Es alguien fácil de persuadir.
—Pareces una chica que hace vóley.
—Mentira.
—Bueno, a ver, eres muy petiza, pero esas suelen llegar a ser buenas líberos, quizás armadora... Sí, armadora te queda de diez.
Quizás es mi imaginación, pero me parece que ha notado lo nerviosa que estoy. Tengo muchas ideas en la cabeza y la probabilidad de que no encaje en el grupo siempre está presente. Pero él parece querer calmarme con esta conversación tonta de vóley en la que se burla de mi altura.
A pesar de mis 1,63 metros, él ni siquiera supera los 1,80, así que no está en gran posición como para reírse. Sí, quizás tengo que levantar un poco la cabeza para verlo, pero no es muy grandioso.
Todo se siente cotidiano cuando se trata de Gael. Me recuerda un poco a una extraña relación que no puedes definir a pesar de que podrían hablarlo.
Es como una amistad, aunque yo no la permita.
Por esa simple razón, cuando llego al club, me giro para verlo y darle un honesto agradecimiento. Sabe mi pensamiento y que no aceptaré su amistad como algo real, pero aún así se esfuerza por ayudarme. No sé qué espera... ¿Espera algo siquiera? Tampoco soy una chica muy valiosa.
—¿Quieres que me quede a esperarte?
—No quiero que descubras mis magníficas técnicas.
—Oh, qué desperdicio —suelta mientras empieza a caminar en dirección contraria.
Pero antes de seguir ese camino, da vuelta el rostro y me sonríe como un buen chico solo para decirme "rómpete una pierna".
Eso solo funciona para el teatro, tonto.
Entro al gran salón y veo a todas sentadas en círculo. ¿Ya están todas? Creí haber llegado temprano, pero no, ya agarré la mala costumbre. Tendría que haber estirado un poco más las piernas.
Hace demasiado ruido la puerta, quizás esa es la razón por la que todas se giran a mirarme y la capitana del grupo se para de inmediato. No soy de ponerme nerviosa en los grupos, pero aunque intento no reflejarlo, mi alma vibra.
Jamás hice un deporte en equipo, solo he hecho aquellos que tienen que ver con la destreza de una misma. Ahora tengo que afrontar que lo que haga puede perjudicar o beneficiar a varias personas.
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Detrás de la cortina
Teen FictionJoy es una estudiante de 16 años que vive lo que ella cree un "amor prohibido". Su profesor de historia, Jayden, es su amigo de la infancia, pero también su amante. Joy siente que Jayden es el único que la comprende y la protege, pero también sabe q...