"Regalo"

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POV Marcela

-Señorita Valles, lamento mucho
decirle que solo tengo 300 mil dólares para pagarle - la voz nerviosa y aterrorizada llego a mis oídos -pero tengo algo muy bueno para usted, una de mis nuevas mercancías.

iNo me interesa ninguna de tus putas Wilson! Que te quede bien claro, si no me devuelves mis jodidos 500 mil dólares eres hombre muerto-
estampe el auricular del teléfono con fuerzas y apoye ambas manos sobre mi escritorio, ignorando la mirada profunda que me envió Patricia- ¡Maldito hijo de perra!

-El teléfono no tiene la culpa, deberías dejar de hacer eso siempre- murmuro con tranquilidad
exasperante mientras acomodaba el auricular en su base.

Bufé y me deje caer sobre mi silla.

-Maldigo el día que se nos ocurrió
hacer el trato con ese imbécil.

Ciertamente, no fue muy inteligente de nuestra parte. Pero tampoco muy inteligente de la suya intentando robarte tú parte del negocio.Nadie puede hacerlo sin sufrir las consecuencias.

Me giré en mi silla y miré el gran
ventanal a mi izquierda.

-Lo haré sufrir mucho más por
haberme considerado una idiota

Patricia suspiró y se levantó
alisándose las inexistentes arrugas de su impecable traje azul.

-Lamentó tener que dejarte sola en
uno de tus momentos de furia, querida amiga, pero debo ir a casa hacer las paces con mi bella esposa,  si me disculpas..

-;Qué sucedió con Aura Maria ahora?-pregunte distraídamente.

Lo de siempre, se enoja porque la
sobre protejo, dice que los guardias
de seguridad son una exasperación, igual que el coche blindado, y los franco tiradores. Ya sabes no le gusta
sentirse frágil peo lo es.

-Todas las mujeres son frágiles-
comenté rodando los ojos ante la
testarudez de Aura Maria.

Patricia me dedico una última
sonrisa.

-Cierto, adiós, Marcela.

Incline mi cabeza en su dirección,
en un gesto de despedida, y me paré
de mi asiento en cuanto su cabeza
dlespeinada había desaparecido por
la puerta.Camine hacia el ventanal,
examinando las atestadas calles de
Londres.

Wilsom Gonzales debía ser más
estúpido de lo que parecía si de verdad pensaba que podría robarme a mí. Marcela valles, la líder de uno de los mayores grupos mafiosos del mundo, sin terminar con la cabeza llena de plomo.

POV Beatriz

Chille. Otra vez. Y toda la respuesta
que recibía era mi agitada
respiración, otra vez.

Volví a chillar, pero el enorme pedazo de cinta gris que Se pegaba a mi boca amortiguó mis gritos de ayuda.

Nadie me escucho.

Mis manos atadas atrás de mi
espalda no permitía moverme , y las
magulladuras que exhibía mi cuerpo
me hacía sollozar de dolor.

La bolsa de tela que me cubría entera me daba picazón en la nariz, sin permitirme respirar correctamente,y el frio me calaba hasta los huesos.Intenté removerme, pero en el espacio en el que estaba atrapada era endemoniadamente estrecho.

Volví a sollozar, pensando en 1o
estúpida que fui al salir de mi edificio a esa hora de la noche

Flashbak

Solté un grito de dolor, mientras me
sentaba en el en suelo, sosteniendo mi pie con ambas manos.

Maldito mueble, maldito dedo
meñique del pie. Maldita torpeza.

SUYA- Marcetty Donde viven las historias. Descúbrelo ahora