1. Luna

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Poco después de la muerte de mi gata llamada Luna, todos en mi casa estaban muy tristes. No pasaba un solo día en el que alguien no la mencionara. Eso me afectaba más a mí, siendo yo quien era el que estaba más tiempo con ella. Pero un día, tuve uno de los sueños más raros que tuve en mucho tiempo:

Me despertaba de mi sueño profundo. Sentándome en la cama y mirando a mi alrededor, observé que mi habitación no mostraba signos de nada fuera de lo común. Era una mañana ordinaria, en la que el sol se veía muy brillante, como si de una mañana de verano se tratase. Las paredes blancas y limpias de mi habitación relucían su color debido a la gran luz que entraba por la ventana. Miré el reloj y me sorprendió no estar escuchando a mi familia desayunando en la cocina. Me levanté rápidamente y salí de mi habitación dirigiéndome al living.

Me encontré a mi padre en cuclillas, golpeando suavemente las baldosas del piso con sus nudillos, como si buscara algo en el suelo. El ventanal del living tenía las cortinas abiertas, dejando entrar la luz brillante del amanecer. El brillo era imponente, dejando un tinte sepia en el ambiente. Tal era la luz que dominaba la habitación que apenas se podía distinguir el árbol que se encontraba del otro lado de la ventana. Cuando me acerqué a preguntarle sobre lo que estaba haciendo, él simplemente me siseó para que haga silencio. Me quedé quieto, mirando cuál sería su siguiente movimiento. Él también se petrificó en su lugar, mirando a su alrededor lentamente para ver si había alguna perturbación en lo que sea que estaba haciendo. Nada, silencio absoluto. Ya para cuando pasaron varios segundos, abrí la boca para hablar nuevamente pero no pude. Unos maullidos se escuchaban al otro lado del ventanal. Mi padre se levantó de repente, me dio la espalda y se dirigió a este para abrirlo, corriendo los sillones que habían en el living para que no se interpongan en su labor. Una vez abierta la ventana, noto como agarra algo y lo sostiene en sus brazos. Mientras la luz del sol seguía siendo tan cegadora como al principio, se escuchaba como el viento incrementaba su fuerza, haciendo sonar las ventanas y la puerta principal de la casa. No tuve tiempo de darle importancia, ya que mi mente estaba en blanco. Mi padre se da media vuelta y, mientras me mira a los ojos con una sonrisa, me muestra lo que estaba sosteniendo.

- "Acá está, es Luna." - Me dijo - "Nunca se fue."

No sabía qué decir, no salía de mi asombro. Quise acercarme a verla, a la vez que seguía pensando en qué decirle, pero no pude hacer ninguna de las dos. El ruido de afuera se hacía cada vez más fuerte. Ya no era viento, parecía como si alguien estuviera tocando la puerta. Mi padre y yo nos miramos en confusión, mientras los golpes cada vez eran más fuertes y rápidos. Era como si alguien quisiera derrumbar la puerta de forma desesperada, para detener a toda costa lo que estábamos haciendo. Los ruidos de los golpes se volvieron ensordecedores, inundando toda la casa. La puerta parecía que ya estaba por ceder hasta que desperté.

Me despierto agitado, en la completa oscuridad de mi habitación. Me siento rápidamente en la cama y miro a mi alrededor. Cómo si aún estuviera soñando, mis oídos podían escuchar el rechinar de una puerta abriéndose. Acostumbro dormir con la puerta cerrada pero esta se encontraba abierta. Miro en esa dirección, aún asustado por el sueño, y observo una figura parada al lado de la puerta. Era mi novia, había tenido una pesadilla y quería venir a dormir conmigo.

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