Troy estaba en uno de sus estados de ánimo. Su chaqueta haciendo un ruido sordo mientras la tiraba al suelo entrando en la habitación. Sus pasos eran pesados haciendo su camino hacia el baño. Ni una vez levantó la vista de sus pies una vez que entró y no fue hasta que escuchó un eco de enojo desde el baño que finalmente miró hacia arriba.
Su rostro se estaba haciendo más viejo, más sabio diría su equipo, pero todo lo que Troy vio fue envejecimiento de estrés y trabajo duro. Pelea tras pelea, parece salir a la superficie y aún así sentía que había perdido.
Él quería la seguridad.
Quería un hogar de nuevo.
Y sin embargo, fue solo otra noche que se miró en el espejo, frotando la sangre que manchaba sus mejillas y tenía que dormir con el único ojo bueno abierto.
Giró la esquina, sin ropa interior y con una camiseta blanca fresca, y cerró los ojos contigo, mirando esos ojos brillantes sobre una copia rota de Los cuentos de Edgar Allen Poe, el mismo libro que has leído más de una docena de veces.
Los labios de Troy se agrietaron en una pequeña sonrisa a medio camino antes de subir al colchón esponjoso, agarrando el borde de la manta y cubriéndolos a ambos. El libro encontró su lugar típico en la mesita de noche una vez más, pero antes de apagar la lámpara a su lado, una de sus manos entrelazada con la suya. La otra ventosa está debajo de su camisa sintiendo su cálida piel contra tus fríos dedos.
Troy te miró, sus cansados ojos azules brillando en la luz, pero brilló hacia atrás con diversión y curiosidad. Sus dedos envuelven alrededor de su centro antes de llegar a sus piernas y tirar de usted en su regazo.
"¿Podemos fingir que todo a nuestro alrededor está bien, por una noche?"
Su único ojo bueno comenzó a oscurecerse, flotando entre tus labios y cada moretón, corte, cicatriz y marca de tu frente a tu camisa. Las manos apretando la piel más fuerte en respuesta.
No tenía que haber palabras, estaba demasiado cansado para eso. Pero hay ciertas cosas, incluso en el apocalipsis, para las que nunca estaría demasiado cansado.
Ella le recordó por qué estaba luchando.
El hogar que necesitaba encontrar para ellos, para estar juntos.
Por su seguridad.
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