Ese infante que iba por el parque, jugando alegremente acompañado de su madre, mientras ella distraída estaba, un hombre se acercó al infante.
"Hola pequeñ@, te gustaría un helado? No tardaremos mucho."
El infante gustoso acepto inocentemente, sin saber el grave error que cometió.
Más tarde, el pequeño infante volvió con su madre, con helado en mano pero..... con su entrepierna sobresalía sangre seca, con un rostro neutro y con rastros de lagrimas.
Al final, el helado no sabía tan bien como antes.....