Parte 1

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Criston Cole, Sir Pelo Pantene, y Aegon II Targaryen, el rey que no quería ser rey, se encontraron en una encrucijada para nada inesperada. Después de años de conflictos por el Trono de Hierro, ambos hombres decidieron dejar atrás las intrigas de la corte y buscar un nuevo propósito en la vida, lejos de las serpientes de la familia real.

Se retiraron a una pequeña aldea, cuyo nombre no nos interesa, en las tierras bajas de Essos. Allí, en un intento de dejar atrás sus títulos, encontraron un nuevo comienzo en una vida sencilla.

Un día, paseando por los campos, se toparon con un exuberante huerto de naranjas. Inspirados por la oportunidad de iniciar una nueva empresa, decidieron hablar con su dueño y convertirse en vendedores ambulantes de estas deliciosas frutas.

Con cestas llenas de naranjas, Cole y Aegon recorrieron las calles de la aldea, ofreciendo sus productos a los lugareños. Aegon, que iba borracho como una cuba, demostró ser un negociador bastante decente al regatear los precios de las naranjas.

La extraña pareja se ganó el afecto de la comunidad, y pronto se corrió la voz sobre los vendedores ambulantes de naranjas que provenían de familias nobles de Poniente. La gente empezó a comprar sus productos no solo por la calidad de las naranjas, porque eran maravillosas, coño, sino también por la historia peculiar de los vendedores.

Así, Criston y Aegon , encontraron la paz y la felicidad como vendedores locales, descubriendo una conexión más profunda con la gente y entre ellos mismos, dejando atrás las sombras de su pasado. A medida que Criston y Aegon continuaban su nueva vida, sus conversaciones se volvían más íntimas y personales.

Cole comenzó a revelar su lado más humano a Aegon. Habló de su enamoramiento no correspondido por Rhaenrya y de las dudas y la soledad que sufrió tras haber experimentado su contundente rechazo. Aegon, a su vez, compartió las presiones de ser rey y las consecuencias de la ambición desmedida de su abuelo.

Entre la fragancia de las naranjas y las risas compartidas, descubrieron que sus vidas tenían más similitudes de las que hubieran imaginado. Ambos habían anhelado la aceptación y el entendimiento, algo que no habían tenido en el pasado.

Una tarde, paseando, mientras disfrutaban del atardecer en el huerto, Aegon tropezó con una piedra y Cole lo miró con una expresión diferente en sus ojos. En lugar de la mirada burlona a la que estaba acostumbrado, Aegon vio una chispa de preocupación y ternura.

Fue en ese momento, bajo la luz dorada del ocaso, que Cole admitió lo que él y Aegon esperaban: "Eres torpe y un borracho".

Aegon, se encogió de hombros con una sonrisa cálida. Así, entre la dulzura de las naranjas y el cálido crepúsculo, Criston ayudó a Aegon a levantarse. Ambos percibieron que algo había cambiado entre ellos.

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Os gusto???? JAJAJA, pues na. continuaré la historia porque va a tenr más partes... si quereis comentar sois más que bienvenidos, ah y cualquier aportación para mejorar la historia es bienvenida, también acepto sugerencias para próximos capítulo jajaja

Sino os gustó os jodeiiiiw

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