ella es preciosa.
Y no por la pincelada de su escultura,
sino por lo brillante de sus ojos
cuando habla de algo que le entusiasma.
Sino por su habilidad de cazar mis demonios
con la curva de entre sus mejillas,
sino por lo ruidosa que es cuando está callada.
ella es preciosa
ella es preciosa.
Y no por la pincelada de su escultura,
sino por lo brillante de sus ojos
cuando habla de algo que le entusiasma.
Sino por su habilidad de cazar mis demonios
con la curva de entre sus mejillas,
sino por lo ruidosa que es cuando está callada.