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—Te dije que lo había leído de varios lugares, ¿Tu casa o la mía?

—Esperen, ¿Ya? —La mayor los detuvo antes de que se genere una acalorada decisión. El castaño estaba temblando, y estaba más sonrojado que nunca, y el pelinegro estaba moviendo sus hombros de manera rápida, casi mareándolo a él. Si iban a tener relaciones sexuales tenía que ser con cuidado, condones, etc, así que miró a los dos menores. —¿Eres regular?

Pregunta a Hueningkai, que comenzó a asentir rápidamente.

—Incluso traigo mi calendario, ¿Quiere verlo? —Ambos mayores niegan, viendo al chico que comenzó a cerrar su mochila que estaba en su dorso.

Soobin comenzó a temblar al momento que la vista de la doctora se dirigió a él. Estaba nervioso, claro que si. Había soñado repetidas veces que Hueningkai siempre se le declaraba, fantasías que lo alarma siempre se encargaba de trozar frente a él.

Soñaba que el y Kai estaban juntos, en una cita, sabiendo directamente que era una cita romántica y no una salida de amigos, compartían besos y leves caricias, y siempre eran eso. Soobin podría ser torpe, descuidado, no tan inteligente, podría ser muchas cosas, pero jamás un pervertido con el mejor. Todas sus fantasías solo se limitaban a imaginar un romance con él y nada más, porque sabía que si se imaginaba a el y al 'amor de su vida' teniendo otro tipo de contacto descarado, iba a morir de vergüenza cada vez que lo viera, como si supiera leer la mente.

Si alguna vez se estaba masturbando y de repente venía la imagen de su mejor amigo, dejaba de hacer lo que estaba haciendo, se bañaba con agua fría, y leía la biblia, la Santa palabra del Señor para dejar de ser un completo pervertido, aunque ni siquiera estaba haciendo nada malo, o por lo menos para el, eso era algo que debía ser pagado con dolor.

Tal vez por eso la mitad del tiempo terminaba con sus nudillos ensangrentados por golpear a la gente que decía algo malo al respecto del cuerpo de Hueningkai, siendo un comentario pervertido, subido de tono, o en si, una burla.

El director le había advertido que una pelea más y se iba expulsado, cosa que preocupó a ambos chicos. Lo único que le gustaba de la escuela a Soobin era ver a Kai, y ese pan delicioso de la cafetería que solo servían los miércoles y viernes, y para Hueningkai sería doloroso pasar la escuela sin su mejor amigo.

Aunque ambos tenían otros amigos, con los consejos para socializar de Kai, el castaño hizo uno que otro amigo, y se volvió algo popular, volviendo de su apareciera algo aterradora su atributo, y el menor, siendo cercano a Soobin, también se volvió algo popular e hizo mas amigos por ahí, más de los que ya tenía.

—Soobin, ¿Por qué estás tan rojo? —Un hermoso rostro cercano hizo al mayor dejar de soñar, y volvió a la realidad. Estaban en la oficina de su nutrióloga, debatiendo los beneficios sobre el sexo seguro y las desventajas si se descuida algún aspecto.

—Hablar de sexo no es algo que... esté acostumbrado.

—Pero si ya tuviste.

—¿Te sientes cómodo hablado sobre malas calificaciones? —El menor niega, mirando con un puchero a su mejor amigo. —¿Entonces?

Kai comenzó a jugar con sus dedos, haciéndolo ver tan tierno a los ojos de sus dos mayores, que alzaron sus cejas al ver tan tierno imagen.

El menor con sus mejillas sonrosadas, sus labios rojizos abultados, y su ceño fruncido, sumando con sus dedos, se veía como un niño pequeño regañado. Ambos estaban casi fuera de sus asientos logrando ver al pequeño chico, que comenzó a mover sus piernas en lo restante de la silla. Soobin miró a la doctora Park.

—Quiere tener sexo para bajar de peso, no quiere hacer ejercicio.

—El sexo es como ejercicio, no le veo nada de malo mientras ambos se cuiden, eso si, tienen que seguir la dieta que les receté para que sea más eficaz.

𝐷𝑖𝑒𝑡 𝑂𝑓 𝑆𝑒𝑥 - 𝑆𝑜𝑜𝑘𝑎𝑖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora