( inspirada en "Eyes don't lie" de "Isabel LaRosa" )
LYNN's POV:
"Los ojos no mienten" Simplemente pensé al darme cuenta de la manera en la que estaba mirando a Danielle. Su sonrisa, sus ojos brillosos que buscaban constantemente los míos mientras la veía charlar con sus amigos.
Margo aún seguía hablándome, pero no podía escucharla cuando tenía a Danielle en frente, mi crush.
—¿Estás escuchándome, Loud? —Dijo ella, sacándome de mi trance. —Casi podría jurar que se te cae la baba al verla ¿Qué pasa contigo?
—Yo... No lo sé, no sé que me pasa. Jamás se me caería la baba por ella ¡Nunca! —Dije fingiendo el asco.
—Los ojos no mienten, Lynn. No está mal sentir un poco. —Dijo la rubia a mi lado, seguramente tenía razón.
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"Di que eres mía" Pensé cuando vi a un chico de otra clase acercarse a ella, coqueteándole de la forma más patética que he podido ver. Rogando para que ella lo rechazara.
Él prácticamente la estaba acorralando mientras ella lo empujaba. Me enfadé, y me acerqué a ella para poder ayudarla. Empujé al muchacho y envolví mi brazo en su cintura, mirándolo desafiante.
—¿Te esta molestando, cariño? —Dije, sabiendo que me seguiría la corriente.
No puedo mentir... pero necesitaba su cuerpo cercano al mío.
—No... No, todo en orden. —Dijo la voz más angelical que he oído en mis 16 años de edad. Él muchacho se fue, dejando a una Danielle enfadada frente mi. —¿Quien te crees, Lynn Loud Jr? ¿Para venir a tratarme de esa manera?
—Solo te estaba ayudando, Dani. —Dije con ambas manos en su cintura, mirándola a los ojos y esperando a que se diera cuenta de una vez que estaba enamorada de ella.
—Te odio, Lynn. —Escupió, sus ojos llorosos y su voz quebrada, intentando empujarme lejos de ella.
—Dime algo que no sepa, Dani. Dices que me odias, pero dime alguna mierda que nadie sepa. ¿Por qué nunca me dejaste explicarte? Hubieras sabido que te amo, y que nunca dejé de amarte.
Ella quedó en silencio, volviéndose vulnerable en pocos segundos a lo cual me limité a abrazarla, apoyando mi mentón en su hombro para tenerla cerca de mi.
—Eres hermosa, ni siquiera tienes que intentar nada más. Cariño, te ves divina. —Murmuré en su oído, sabiendo lo tanto que le gustaba.
—Los ojos no mienten, Lynn. —Dijo esa frase que ya había escuchado, separándose de mi para mirarme con esos intensos ojos marrones que tanto extrañaba.
—Di que sigues siendo mía, Danielle. —Solté, rompiéndome otra vez frente a ella. Mis brazos se engancharon a su cuerpo con mayor intensidad, con el labio inferior temblando. —Sólo déjame explicarte que ese día, ella me besó a mi, no yo a ella. Le estaba diciendo que tenía novia cuando lo viste...
—Cuéntame todos tus secretos, Lynn. Todo lo que tengas guardado en ese lindo corazón de oro que tienes. Mantienes tu vida entre tus lindos labios, solo quiero entenderte.
—Tú sabes que eres mi debilidad. —Murmuré, juntando nuestras frentes con cuidado. —Nuestros dedos cuentan miles de historias que nadie más sabe.
—Eres hermosa, Lynn. —Dijo ella entonces, su vista en mis labios y la mía en sus ojos. —Te ves divina.
Y en ese instante entendí todo lo que ella aún sentía, el brillo de sus ojos.
Los ojos jamás mentían.
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Juro que mis amigos jamás molestan tanto. Pero cada vez que estamos cerca empiezan a molestarme.
Danielle y yo volvimos a estar juntas, esta vez sin la necesidad de escondernos. Ya no teníamos 14 años y ningún comentario o acción maliciosa para separarnos funcionaría.
Como si hubiéramos intercambiado almas para saber que siente la otra.
Como si sus uñas no estuvieran rasgando mi piel en medio de un beso en este momento.
