Parte única

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—Eres delicioso— Gimió Satoru separándose de los labios de Yuuji.

El menor respondió con un suave suspiro de placer al sentir los labios de su superior en su delgado cuello. Entre besos y suaves caricias ambos jóvenes demostraban mutuamente el amor que sentían, la situación escalaba poco a poco conforme los besos se volvían más descarados y los gemidos inundaban la habitación del mayor.

Un fuerte gemido de placer salió de los hinchados labios del pelirrosa cuando Satoru comenzó a mover sus caderas sobre las propias de modo que sus miembros se frotaran mutuamente arrancando sonoros gemidos y sollozos del chico quien cubrió su boca con el dorso de su mano.

—Déjame oírte, quiero saber que lo disfrutas— Dijo el paliblanco mientras dirigía uno de sus dedos a la entrada del muchacho.

—Satoru, hazme tuyo... por favor — Pidió Yuuji con las mejillas rojas y los ojos cristalizados por el placer de sentir la intromisión en aquella zona tan intima.

El denominado hechicero más fuerte sonrió con sorna al verlo tan vulnerable ante él y obedeció con calma mientras movía su dedo dentro de Yuuji, quien no reprimió más sus gemidos pidiendo por más, cosa que acató de inmediato, pues no tardo en meter un segundo dedo y moviéndolo de forma descarada haciendo que el pequeño pelirrosa se retorciera de puro placer, pues su novio había dado justo en su punto más dulce, haciendo que por poco se corriera ahí mismo.

Satoru no podía soportarlo más, quería estar dentro de él y tras sacar sus dedos se acerco una vez más a los rosados labios del muchacho y los devoró con ansias mientras se posicionaba entre las bien formadas piernas del Itadori listo para comenzar el acto.

Sin embargo, la puerta se abrió de golpe.

—Oye tontoru, mis audífonos se los quedó Riko, préstame los...— Habló Geto distraído mientras ingresaba a la habitación, más al ver a su amigo y al novio de este en una muy comprometedora situación solo pudo reaccionar como cualquier otro lo haría: — ¡PAR DE CHOCHINOS! ¡CIERRERN LA PUERTA! — Exclamó rojo de la vergüenza.

La pareja al verse descubiertos solo pudo atinar a intentar cubrirse con lo primero que encontraron que en este caso eran las almohadas de la cama, y mientras Geto comenzaba a dar un sermón acerca de la sexualidad, el peliblanco solo podía maldecir a su mejor amigo ¿Suguru sabía que era la privacidad acaso? Lo peor es que según Mei-mei, la gran mayoría de estudiantes estarían afuera ¿Entonces que hacia Suguru ahí?

—¡LARGATE! — Gritó Satoru tratando de cubrir su desnudez y la de Yuuji.

—¡Solo llevan medio año y ya van de calenturientos! ¡Yuuji esperaba que te dieras más a respetar! — Dijo el pelinegro cual padre reprochando a su hijo.

—Oigan, sus gritos se escuchan desde el otro lado del pasillo— Se escuchó hablar a Nobara con notable molestia —Quieren call- ¡APARTATE DE MI MEJOR AMIGO, RATA ALBINA! — Grito la muchacha al ver la escena.

Yuuji maldijo mentalmente a su mejor amiga, es decir, la quería como la hermana que nunca tuvo, y a Geto lo respetaba como todo Kohai, pero acababan de interrumpir su maldita primera vez ¡Eso es sacrilegio! Aparte de que ambos comenzaron a gritar más y más incoherencias.

Satoru por su lado no estaba mejor. La estaba pasando de maravilla con su chico ¡Era su primera vez y la arruinaron! Quería tirarles un purpura en ese instante, y más al oír que le dirían a Yaga-sensei para que les diera una charla de educación sexual ¡¿Qué carajos?!

—¡Y luego vienen los bebés! ¡Satoru, tu ni te sabes cuidar! —Gritaba el pelinegro que estampaba su dedo contra la palma de su mano a modo de regaño.

Casi primera vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora