➨ @ohvincefield

20 1 0
                                    

El mejor consejo de escritura que he leído lo escribió Julio Cortázar en su Teoría Literaria: No hay reglas para escribir, solo puntos de vista. Puede sonar muy etéreo y quitarle absolutamente el punto a este artículo y, sin embargo, sigue siendo una verdad dogmática. No hay una sola regla a la hora de escribir, no existe un reglamento ni un libro de instrucciones para que alguien escriba; existen, eso sí, miradas y opiniones sobre cómo escribir cualquier cosa, lo que sea; la lista del mercado, una novela que le dé un giro de 180° al mundo literario, o un fanfic de Peppa Pig y Silvester Stalone.

La literatura, como todos los artes, no requiere de reglas ni de complicaciones diferentes a las que un autor quiera ponerse. No obstante, es ahí donde está el sabor de lo que se escribe. Así que, quiero dejar aquí mi punto de vista, que no es en absoluto un manual de instrucciones para escribir, sobre cómo veo yo el oficio del escribidor.

Para mí, todo lo literario tiene que ver con el chisme, y escribir, como es natural, lo siento como contarle un chisme a alguien. A veces, la parte picante del chisme va al principio, justo después de decir: "Tengo que contarte algo", y luego va seguido de una explicación que es igual de atrapante, incluso si no es el momento más contundente de la historia; otras veces, la parte más interesante del chisme se encuentra en el medio, porque necesita de un contexto y de una ambientación para que pueda ser exactamente igual de sorpresivo como lo siente uno en el momento; muchas otras veces, el punto más importante del chisme está al final, y coge a su interlocutor por sorpresa, cuando nada de lo que escuchó pudo prepararlo para ese momento.

Así mismo es la literatura. El clímax de la historia nunca está en el mismo lugar. La buena literatura, como los buenos chismes, no es climática todo el tiempo. Así como en Los Increíbles, hay que entender que, si todo es súper, entonces nada es súper. Me gusta pensar que, así como la literatura es una eterna metáfora de la vida real, implica también que esa metáfora necesita de lo cotidiano y lo consuetudinario para que pueda disfrutarse de lo impresionante y divertido. Los chistes no pueden dar risa si no hay algo con qué compararlos, como el dolor o la confusión; y lo impresionante necesita tener un punto de comparación en lo común para que el lector pueda entender cómo es que afecta ese universo que un autor crea.

Hay que recordar que la literatura es una creación de cero. Similar a lo que pasa cuando uno intenta contarle un chisme a alguien que no conoce a los involucrados. Esa persona no tiene ni idea de lo que le hablan, no sabe quiénes son los involucrados ni tampoco sabe de los pormenores de cómo se dieron las cosas, por eso necesita de un contexto y de puntos de comparación para poder entender la gravedad, lo divertido o lo triste del chisme que le cuentan. Un lector necesita de ese contexto y de esos puntos de comparación para que las historias tengan sentido en su mente, para que sean verosímiles y no suenen a un chiste mal contado. Esos pequeños detalles, esos datos que se escapan de nuestros labios cuando queremos contar algo, eso que hace que nos salgamos por las ramas y contemos algo más, esos son los detalles que le dan vida a un personaje ficticio, y el texto siempre necesitará de esa vida para que cualquier cosa que pase con esos personajes comprometa emocionalmente a su lector a vivir la historia de una forma que solo la buena literatura puede lograr, y esa buena literatura no excluye ni puede excluir ninguna de las nuevas formas de leer, sean AU's en Twitter, fanfics en AO3 o novelas en Wattpad.

Finalmente, no hay un consejo distinto que se pueda dar que el siguiente: para escribir bien hay que leer mucho y escribir mucho. Para ser escritor se necesita ser un ávido lector, uno que tenga en su cabeza a los clásicos, pero que también tenga su cabeza llena de la actualidad. Si no hay un equilibrio entre esos viejos y maravillosos libros con las joyas escondidas en internet, va a ser mil veces más difícil escribir con la imaginación fresca y con las palabras necesarias. Al mismo tiempo, el escritor se pule conforme va escribiendo. Necesita escribir, reescribir, editarse, leerse y pelear con su propia creación hasta domarla. Es en ese ejercicio en el que uno se conoce, reconoce su estilo de escritura y empuja sus propias barreras para encontrar sus mejores obras escritas. 

REVISTA SILVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora