Capítulo 4

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Hoseok ni siquiera podía concentrarse en la lectura porque estaba demasiado espantado por sus propios pensamientos y sentimientos acerca de Kim Taehyung.

Era imposible que le gustará un hombre que recién había conocido hace un par de días, pero no podía ser ajeno a que era la primera persona no cercana a quien se le permitirá sentirse cómodo y al parecer, su Omega estaba en sintonía con el aura del hombre porque no había sido mezquino ni un segundo.

Era horrible sentirse enamorado cuando se sabía que ese alfa no lo escogería, estaba seguro de ello, ya que a pesar de lo que pudo suceder en la fiesta de ayer, él solamente trataba de consolarlo, era eso.

Apartando el hecho de que no había dicho mucho.

Tal vez se había visto tan patético ayer en la noche con su cara anhelante y siendo sincero con respecto a sus molestias y él lo habría visto como alguien vulnerable a quien consolar, pero solo para no tener que lidiar con él.

Alfas como él no se fijaban demasiado en omegas como Hoseok por el simple hecho de que no era lo que de buscaba de alguien con quien casarse. No era despampanante, era alguien sin cuerpo y forma en las artes mas pristínas.

Eso lo puso, de alguna forma, mudo y deprimido por lo que restaba de la noche una vez volvió a casa. Lo peor es que oía a su hermana hablar de como conoció al padre de Taehyung y que este había sido tan amable y había hablado maravillas de ella con los invitados.

Quería que parara.

Quería gritarle que estaba bien si era la indicada para todos, pero que Jun Hoseok no estaba siendo el indicado para nadie y eso lo ponía muy molesto y triste.

Pero no era culpa de ella, era culpa de Hoseok, quien no podía entender lo que era saber su lugar y no hacerse expectativas tan altas. Su error fue hacer algo tan loco como para pensar que Kim Taehyung se iba a volver cercano con él, cuando era obvio que su hermana estaba tres pasos más adelante.

Se sintió enfermo, de sentir celos de su hermana, cuando sabía muy bien que ella no era más que ella misma y la culpa recaía en Hoseok por ser tan presuntuoso.

Pero eso de acababa, mañana se iría.
Su corazón se sintió débil y estrujado con ese saber, que simplemente prefirió ignorarlo hasta que sucediera.

Habría preferido esconderse en sus libros la mañana entera, pero leía párrafo tras párrafo sin leer y comprender que termino leyendo 4 páginas solo en dos horas. Tampoco se dio cuenta de que alguien había hecho acto de presencia.

Era el joven beta que abarcaba como sombra a Hoseok que yacía sentado bajo un árbol.

Traía una flor en sus manos.

Aunque era un lindo gesto, no estaba de humor para recibir nada. Solo su mente seguía dirigiéndose en Kim y su parloteo sobre flores que jamás se trataron de él.

—No es necesario—hablo Hoseok parándose del suelo.—Puedo buscarlas yo mismo.

—Pero me complace entregárselas, aún cuando sé que sus ojos solo están para la flor bella y no para quien se lo entrega—su sonrisa se había vuelto algo tímida y podía ver sus pómulos rojos.

Hoseok frunció el ceño.

—¿A qué se refiere?

No quería pensar nada raro, pero conforme más lo pensaba, tenía sentido si entonces le otorgaba flores todo el tiempo que podía.

Omega simpleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora