Cáp#1

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Era un día normal en el Fondo de Bikini...

Los ciudadanos hacían sus actividades laborales como acostumbraban, al igual que Bob, "El de pantalones cuadrados".

Se alistaba para su trabajo como cocinero en el Crustáceo Cascarudo.

Él era una esponja muy alegre lleno de luz y buenas vibras, muy destacable entre los demás y habían testigos que lo afirmaban

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Él era una esponja muy alegre lleno de luz y buenas vibras, muy destacable entre los demás y habían testigos que lo afirmaban.

Bob: —Muy bien Gary, es hora de ir a trabajar.
Gary: —*Mau*
Bob: —También quisiera llevarte conmigo, pero debo concentrarme...Ya sabes, si quieres hacer algo bien debes dar lo mejor de ti— Decía con una sonrisa.—¡Nos vemos!

Nuestro porífero amigo cerró con llave la puerta de su casa similar a la de una piña.
Al escuchar unas pisadas pesadas rápidamente miró a su lado izquierdo, se alegró casi al instante al ver que era su vecino y compañero de trabajo que salió a la misma hora de su casa, su mirada se encontró con la gran sonrisa de la esponja.

Para romper el silencio Bob soltó un saludo cálido. A lo que su vecino respondió con abulia levantando las cejas levemente y adelantandose en el camino.

Bob extrañado sin dejar de sonreir le siguió el paso.
Bob: —¡Calamardo!
Calamardo no emitía ningún sonido.
Bob siguió intentando: —Calamardo, Calamardo, Calamardo, Calamardo...
Calamardo: —¿Qué se te ofrece, Esponja?—Dijo algo irritado.
Bob: —Nada Calamardo, solo quería saludar a mi amigo, pensé que estabas sordo o algo así; ja,ja,ja.

Calamardo: –Bueno, si solo era por eso no te preocupes, escucho perfectamente. Ahora déjame tranquilo.
Bob: —¡Claro amigo!—Sonriendole.
Al llegar al lugar Calamardo se instaló en su puesto de trabajo al igual que Bob.

Sonó la campana que estaba en la puerta, alguien había ingresado al local.
Bob: —¡Wow!, el primer cliente del día.
Calamardo: —Hola...Patricio—Mirandolo de reojo—¿ Qué te gustaría llevar?
Patricio: —Una cangreburguer, por favor.
Calamardo: —Bob Esponja
Bob: —A la orden, ¡Una cangreburguer en camino!

Rápidamente Bob dio un par de vueltas y empezó a aventar los ingredientes de la hamburguesa hacia arriba, tomó delicadamente el pan con sus manos recién lavadas y cada uno de los alimentos que lanzó calleron secuencialmente en el pan hasta finalizar y cerrar con otro pan la cangreburguer.

Patricio Estrella agarró su pedido y comenzó a comer.

—Delicioso como siempre amigo—Dijo muy satisfecho.
Bob halagado suelta una leve risita respondiendo: —Gracias Patricio.

Llegan muchos más clientes en el transcurso del día, tantos que hasta hacían  fila solo para entrar a ese local.Se ha hecho muy famoso por la calidad tan alta de comida que tiene.

Al pasar un par de horas más la jornada de trabajo al fin termina.
Calamardo se estira un poco levantando sus brazos, exclamando: —Al fin terminó este suplicio.

Bob: —Adiós querida espátula..Te extrañaré—Dándole un beso se despide con los ojos llorosos.

Calamardo: —Aysh, ¿En serio estás llorando?.Deberías alegrarte, además te excediste mucho hoy con el trabajo.

Bob: —No es problema para mí, sabes que me encanta lo que hago— Sonriendo muy seguro.
Calamardo: —Sí...Lo sé.

Estaba apunto de irse cuando de pronto Bob recoge sus cosas y le sigue el paso diciendo: —¿ Podemos ir juntos?
Es que, ya sabes, somos vecinos.
Calamardo: —Como quieras, Esponja.

Se encontraban caminando en medio de la noche penumbrosa uno a lado del otro.

Al principio era un silencio incómodo entre ambos, pero después de unos cuantos minutos Bob no paraba de hablar

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Al principio era un silencio incómodo entre ambos, pero después de unos cuantos minutos Bob no paraba de hablar.

Entre tantas cosas que le dijo a Calamardo hubo una que destacó más.
Bob: —He notado que hoy has estado de un mejor humor que otros días, ¿ Se puede saber por qué?.
Calamardo: —Oh, bueno...No pensé que se notara tanto. Mañana como sabrás, pagarán la quincena y ya me hacía falta dinero para comprar algo muy importante para mí.
Bob: —Vaya, ¿ Y qué es eso que es tan importante para ti?.
Calamardo lo mira furioso: —No lo sé...Tal vez el clarinete que rompiste el fin de semana.
Bob responde muy avergonzado:
—Pero,pero...¡Ya me disculpé!, lo siento mucho Calamardo.
Calamardo: —Sí, sí...Y decías que era experto haciendo ese tipo de trucos.
Bob: —Es que si lo soy, no sé porqué no funcionó esa vez.
Bob se lanza a abrazarlo disculpándose incontables veces.

Calamardo ya muy agobiado suspira profundamente y dice: —Ya, ya...Te perdono, pero deja de tocarme.

Bob se separa de él muy feliz y en lo que quedaba del camino tarareó y silvó la primera melodía que se le vino a la mente.

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