El último invierno. [SG. Estaciones parte 1]

Capitulo 03.

Quiero ir a casa.

Pero es extraño, la forma en la que puedo llegar a desear tanto un lugar en el que ya no he estado allí desde hace mucho tiempo.

Mucho, mucho tiempo.

Un lugar en donde había amor y felicidad. Tranquilidad absoluta de que nada malo fuera a pasarme allí, porque sabía que había alguien que me protegería de cualquier cosa. De todo, pero ahora, a donde sea que vaya, siempre estaré totalmente y completamente sola.

Alguna vez una chica me dijo que la solución estaba en mis manos, pero no logré entenderlo hasta mucho tiempo después. Su nombre era Harriet y recuerdo que me dijo qué, en el momento indicado, yo encontraría la salida y que aquella soledad que yo parecía ver como un defecto, sería lo que me llevaría a encontrar la salida.

Algunas personas se preguntarán que cómo podría ser el problema y la solución al mismo tiempo o cómo podría llegar a proteger mi corazón de mi mente, en especial, de ese lugar cruel y lleno de dolor que parece ser interminable.

Jamás logré correr lo suficientemente rápido, porque él me alcanzaba. Y jamás he intentando huir desde entonces de mí misma...o más bien, de él.

✁ ❆

Sherman.

—Respóndame algo, señorita, —han pasado ya 4 horas desde que la chica ha empezado a rendirnos declaración sobre nuestra investigación.— ¿Qué tan cercana fue su relación con la señorita Maryna? —le suelto la pregunta muy atento, sin perder mi interés en el tema.

—Sé lo suficiente como para resolver todo el caso qué, por lo que veo, a ustedes les han tomado mucho tiempo poder resolver. —responde la chica con cierta seguridad, examinando algunos archivos que tengo encima de la mesa junto a mi taza de café vacía. Miro la hora en mi reloj y veo que ya casi es media noche. — ¿Es muy tarde para ir a casa, Agente?

—Así es, ya debería irme. —he logrado notar que la chica también es muy observadora.

Ahora entiendo por qué sabe tanto de todo el mundo.

—Llega muy temprano por las mañanas y se va justo antes de la medianoche, otras veces pasan de la medianoche, pero lo entiendo. Al último sitio al que quisiera llegar es a casa, porque está llena de recuerdos de su esposa y de su hija Allison. —aquella última palabra me deja totalmente inmóvil, incapaz de mover un sólo músculo de mi cuerpo.

—¿Tú cómo sabes eso? —no recuerdo haberle comentado algo sobre mi vida personal en algún momento. Aún así confundido, intento saber.

—En éste pequeño pueblo todo se termina sabiendo, tarde o temprano. Además, mis amigos y yo conocimos a su hija. Allison y yo asistimos a la misma escuela, años antes de su desafortunada pérdida. ¿Cómo no sabría lo que había pasado? —la chica responde y mis músculos se relajan un poco.