Mi bonita

349 22 26
                                    

 El capítulo es largo, disfruténlo.

***


Cuando cierro los ojos, su imagen me persigue. Ni siquiera durmiendo puedo escapar de ella. La veo con esa sonrisa de zorro sentada sobre mi regazo, frotándose contra mi cuerpo como ese día. Entonces, baja lentamente hacia mi entrepierna y su lengua gira alrededor de toda la punta y no puedo contenerme. Me despierto excitado y sudando como si fuera una pesadilla pero no lo es, solo es la imagen de mi amiga jugando conmigo. Y no quiero sentirme así, pero mi cuerpo contradice mi mente y termino haciendo lo que no quiero: liberar la tensión acumulada durante el sueño. Y aunque lo necesito, me resulta extraño, no porque sea algo malo, sino porque es ella y me siento un pervertido por tener esa clase de sueños y pensamientos indecentes sobre mi amiga.

Si tan solo hubiese sido más firme y prudente con mis acciones, probablemente no me sentiría como si estuviera siendo devorado por un vórtice, pero ¿qué significa la prudencia para un adolescente como yo lleno de hormonas masculinas que amenazan con desbordarse si ella está cerca? Imagino que la razón por la que no pude negarme fue porque Nobara es hechizante.

La miro cuando no me mira. Si nuestros ojos se llegan a cruzar termino desviando la vista. Cuando nuestras actividades nos obligan a estar juntos ella luce tan despreocupada, como si no hubiera pasado nada y me sorprende la distancia que ella misma puso, ¿está molesta conmigo? Sin embargo, no parece ni enfadada ni ofendida. Es casi como si ella hubiera perdido el interés, y no sé si eso me gusta.

Nobara es perturbadora, sí. Es terrible la manera en que ella logró inmiscuirse en mis pensamientos porque me nubla la lucidez con la que siempre me he mostrado, y eso me jode. Ni siquiera sé explicar con exactitud de qué manera pienso en ella. Nunca me había pasado algo así. Nobara es mi amiga y me hace sentir cosas que no quiero sentir.

La escucho reírse de algo dicho por Itadori. Definitivamente se llevan muy bien. Los dos son escandalosos y efusivos. Todo lo contrario a mí. Entonces Nobara sonríe, coqueta y fresca, mirando fijamente a Itadori. Está parada frente a él con la cadera inclinada en su dirección. Me da la espalda a mí, aunque sabe que estoy aquí.

Nobara es coqueta por naturaleza. Esa forma suya de inclinar su cuerpo hacia Itadori, es como si se sintiera tan conectada con él que pareciera que desea provocar en Yuji lo mismo que en mí. Como si disfrutara de ese retorcido papel de ser el gato que juega con su ratón.

Inhalo profundo y cierro los ojos. Está coqueteando a propósito para ponerme celoso. Y parece funcionar, porque un calor desconocido se arremolina en mi pecho. Es incómodo saber que mi cuerpo reacciona así. Entonces ella deja caer su mano sobre el pecho de Itadori, acercando su cuerpo tanto al suyo de una manera tan sutil que es casi imperceptible. Pero lo roza, y lo mira expectante, como esperando a ver su respuesta.

Él parece impresionado por la forma en que ella se mueve. Inmediatamente después de esa fugaz acción suya, ella se separa y se acomoda el cabello con la mano de una manera tan inocente que me hace dudar de lo que mis ojos presenciaron un minuto atrás, ¿y si todo es imaginación mía y no existe tal gato jugando con sus ratones?

—Entonces vayamos a Roppongi —pronuncia ella con voz fresca. ¿Qué significa eso? ¿Tendrán un cita?

—Debemos aprovechar nuestro día libre —responde él gesticulando una amplia sonrisa—. Será divertido.

Nobara ondea la mano en el aire y se aleja caminando con ese contoneo natural de caderas propio en las mujeres. Y entonces es como si estuviera planeando algo, porque sabe que la estamos mirando y me incomoda que quiera seducir «inocentemente» a Itadori, pero ¿con qué fin lo haría? Quizá sólo me estoy volviendo paranoico. Dejo escapar un suspiro.

Lo que ella es.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora