La Generala y la Princesa Mayor [GL: baihe]

2. ¿Qué sentido tiene temer a la muerte en el campo de batalla?

—¡Uno!
—¡Jo!

—¡Dos!
—¡Ja!

—¡Uno!
—¡Jo!

—¡Dos!
—¡Ja!

Los primeros rayos del sol apenas empezaban a salir, pero los ejercicios ya habían dado inicio en los campos de entrenamiento. Empuñando una lanza, Lin Wanyue se movía metódicamente con cada llamado, ejerciendo toda su fuerza en cada golpe bien practicado. Para ella, era tan claro como el agua: estos movimientos parecían simples, pero era el pilar fundamental de su supervivencia.

Tras dos años en las tropas, podría ser considerada realmente una veterana. Sus camaradas enlistados en el mismo periodo que ella habían muerto, vivido para convertirse en líderes de tropa o sido transferidos a divisiones importantes, como la caballería. Todos, a excepción de ella, que permanecía como soldado de infantería normal, la posición con la tasa de muerte más alta. Pero a ella no le importaba. Era una mujer viviendo en un campamento militar: ser promovida y obtener riquezas solo significaba mayor peligro. Lo único que quería era tomar venganza matando a ciento dieciocho personas. Después de aquello bien podía renunciar a la milicia y encontrar una aldea en la cual vivir el resto de su vida o bien morir en alguna batalla en este pedazo de tierra, aunque se inclinaba más por la segunda opción.

Desde que Lin Wanyue puso un pie en este campamento militar, nunca pensó que dejaría el lugar con vida; sin embargo, antes de cada batalla, silenciosamente se decía a sí misma que siempre que el número deseado no hubiera sido alcanzado, debía hacer absoluta y definitivamente todo lo que estuviera a su alcance para mantenerse con vida.

Las diferencias físicas entre hombres y mujeres empiezan a aparecer gradualmente a medida que estos crecen. A excepción de Lin Wanyue, que no crecía ni muy rápido ni muy despacio, el crecimiento de los chicos jóvenes que se enlistaron al mismo tiempo ya había empezado a dispararse. Dos años de entrenamiento la habían vuelto más alta y fuerte que las chicas de su edad, pero si la tiraban en medio de un grupo de jóvenes soldados, aún se vería pequeña y menuda. No solo eso, su fuerza y resistencia también eran inferiores a las del resto. La única forma de compensar sus desventajas era entrenando más fuerte que el resto, sin parar.

Afortunadamente, nunca nadie había sospechado el sexo de Lin Wayue, lo cual tenía sentido: aquellos de familias con registros militares que tenían algún prospecto de riqueza siempre gastarían una cantidad enorme de dinero para cambiar su registro. ¿Cómo sería posible que hubiera una mujer infiltrándose con tal deseo de morir?

Una vez que el entrenamiento terminó, fue hora de comer. La multitud se dirigió a la carpa en grupos de dos y tres, mientras que Lin Wanyue caminaba sola, detrás de de la tropa.

—¡Xing-ge!

Lin Yu saltó desde detrás de ella y alegremente pasó un brazo sobre sus hombros. Lin Wanyue se separó rápidamente del brazo del otro, pero no se alejó demasiado de él; le asintió sin expresión alguna, tras lo cual caminaron juntos hacia el comedor.

Lin Yu ya se había acostumbrado a la frialdad de Lin Wanyue y la verdad es que tampoco le importaba mucho. Caminó junto a ella hablando de alguna trivialidad del día a día. 

Lin Wanyue fue la primera amiga que Lin Yu hizo cuando llegó al campamento militar, cuando él tenía catorce años y ella, quince. La familia de Lin Yu había estado en la milicia por generaciones, pero en aquél entonces él era tan pequeño y delgadito como una zanahoria. Cuando lo asignaron a la carpa compartida de Lin Wanyue, solamente el espacio junto a ella estaba vacío.

La mayoría de los soldados en la carpa ya habían alcanzado la altura de un hombre adulto, así que cuando vieron a esa pequeña zanahoria caminar tímidamente con su mochila entre los brazos, todos se rieron con travesura, acercándose a él para agitar su cabello; todos a excepción de Lin Wanyue, quien se quedó fuera de la multitud y estudió al recién llegado con una expresión fría, pero no le puso ni un dedo encima.