Era un día soleado y sin nada de especial, cuándo Kang Haerin debió ir a trabajar. Los días eran iguales por lo que eran estresantes y al mismo tiempo eran sumamente aburridos.
En la vida de la susodicha nada cambiaba, su rutina era levantarse a las 8 de la mañana e ir a su querido lugar de empleo, en el cual pasaba ahí 8 horas de su día a día.
Sin embargo, ese día fue diferente y único a los demás.