Única Parte.

6 0 0
                                    

"¿Vos decís que todo esto era necesario?" dije.

"O sea, ¿cómo podría explicarlo? Dejé que él me rompiera y me volviera a armar a su gusto, incluso con un poco menos de peso, un poco menos de maquillaje. Dejé mi cabello suelto para convertirse en un peinado perfecto constante. Incluso mi ropa ya no se veía pura; lo único que resaltaba era mi vulgaridad y falsa sensualidad que no era reflejo de mi persona. En mis uñas ya no existía el color rosa, su variante rojiza se apoderó del protagonismo de mis dedos. En vez de un abrazo cálido él quería hacer que tocara su cuerpo juvenil en busca de placeres momentáneos, ensuciando su ser para siempre con mis ojos inocentes y manos temblorosas. Él dirigió mis movimientos en cualquier momento y lugar; tocó, jugó y se divirtió conmigo incluso cuando yo solo quería descansar del tormento de los juegos de azar pendientes de mi vida. Me sentí tan sucia, tan humillada y utilizada pero aún así dejé mi anatomía a su servicio esperando solo una cosa. Derramé lágrimas mientras él practicaba las más dudosas maniobras de masturbación, observando mi sufrimiento y acabando con ello. El poder se veía excitante en él, al menos desde su posición de cazador invicto y morboso. Pero a veces los imperios caen, ¿verdad? Y aunque todo ese tormento sexo-afectivo haya acabado, yo me volví la versión que él siempre ha deseado: una dama que lo amara para siempre, quien siempre lo acompañe cuando esté mal. Una fémina atractiva, totalmente fácil de corromper a su favor y uso personal, con quien no necesitaría una cita completamente romántica o que contenga falta de toques perversos. Una persona que no respeta ningún límite si tan solo eso la hace quedarse con el hombre que ama. Aunque, en el fondo de mi corazón, solo quisiera ser la mujer tierna que dice que soy antes de copular. Por eso, aún así, dejé mi cuerpo a disposición de su lado más cruel para luego poder ser amada por un pequeño rato. Permití que mi esencia se disolviera entre sus deseos, una mezcla confusa de su voluntad y la mía. Cada lágrima derramada durante sus caprichosas caricias ahora se mezcla con un rastro de aceptación. Me convertí en la dama que él siempre quiso, pero en ese proceso, perdí pedazos de mí misma que ni siquiera sabía que poseía. Aunque ya no doy queja; no puedo pedirle a mi pareja que me ame con la ropa puesta.

"Sí amor, era necesario. ¿Acaso no querías ser la persona perfecta para mí?"


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Rompe Y Ama  - EspañolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora