Tus ladridos

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Los últimos años de instituto transcurrían casi sin problemas para la pareja de amigos, Dazai había cumplido hace poco sus dieciocho mientras que Chuuya aun tenia diecisiete, pero su edad y complexión menor a la de Dazai no significaba nada realmente, su amistad se volvió un poco mas... "rara", o eso decía su entorno.

Chuuya se había vuelto alguien claramente dominante en todo ámbito, intimidaba a quien fuese con su sola presencia. Su vestimenta, su figura, y sus expresiones faciales se habían vuelto más sensuales en su adolescencia, para Dazai era imposible no recorrer con sus la vista las curvas que se formaban en la cintura de Chuuya que se podía ver perfectamente debido a su ajustado uniforme. No era el único, mujeres y hombres iban detrás de el, rogando solo por una mirada del ojiazul, y vaya que una sola mirada derretía. 

Por tan lindo que sea Chuuya, Dazai iba a seguir con su comportamiento arrogante y burlón de siempre, de vez en cuando le hacia chistes subidos de tono pero en el momento que Chuuya le seguía el juego, detenía todo diciendo "no soy homosexual" A lo que Chuuya le respondía con insinuaciones que sonrojaban al castaño. Dazai amaba provocar a Chuuya para lograr sacarlo de sus casillas haciendo que este lo insulte de diversas formas o, no tan usualmente, reciba una bofetada.

Ahora mismo estaban en la habitación de Chuuya, este se encontraba jugando en la pc a un juego competitivo mientras que Dazai intentaba resolver la tarea que le habían dejado ese día, "intentaba" porque con los gritos e insultos de Chuuya apenas y se podía concentrar. 

—Chuuya ¿podrías dejar de ladrar como un maldito perro sin adiestrar? estoy en algo.

—No recuerdo haberte preguntado.

—Así que estas con esas...—arrojó con una excelente puntería su lápiz hacia la nuca de Chuuya, no fue realmente doloroso, pero Chuuya no se lo dejaría pasar.

Se quitó los cascos de forma bruta y en un parpadear se había movido frente al castaño que, sentado en la orilla de la cama lo veía desde abajo debido a la posición en la que estaban.

—Bastardo vuelve a arrojarme algo y veras como puedo arrancarte la cara a mordiscos.—Su mirada era intensa, como si todo lo que acababa de decir estuviese apunto de ocurrir, parecía que en cualquier momento iba a devorarlo. Dazai se mareó por la repentina subida de calor a su rostro que le producía un sonrojo visible que, si no fuese por su furia, Chuuya obviamente hubiese notado.

—Me gusta tu mirada de perro feroz, inténtalo.—harto de su estúpida arrogancia Chuuya se agacho hasta quedar a su altura para ver fijamente la mirada lasciva de Dazai, este estaba expectante a recibir nuevos insultos aun mas denigrantes que los anteriores, lo que no se imaginaria es que el pelirrojo tomara mechones de su ondulado cabello castaño para tirar de el con furia.

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⏰ Última actualización: Jan 06 ⏰

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