Prólogo; 🤎

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Para entender ésta historia debes leer primero la primera parte llamada "Chocolate" la cual puedes encontrar en mi perfil. Dicho esto, continuemos.

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El chocolate, ese dulce que le encanta a la mayoría de las personas, en especial a los niños. Hay personas que se vuelven adictos a este dulce, debido a su sabor y aroma, por su conciencia, por lo duro que llega ser al principio y después lo suave y espeso. Tan grande es su obsesión y adicción, que llegan a consumirlo todo los días, todo el día, lo cual no es malo, siempre y cuando no sea chocolate negro.

"Chocohólicos", ese es el nombre hacia las personas obsesionadas con el chocolate, personas que todos los días consumen chocolate, ya sea como postre, aperitivo o como comida del día. Obsesionados por su sabor y olor, ese delicioso aroma a chocolate, ese asombroso sabor, dulce, incluso si fuera amargo, era rico, con leche chocolate blanco y semiamargo; cada chocolate era fascinante para esas personas y Choi Soobin lo confirmaba al cien por ciento.

Todo comenzó en el orfanato donde lo habían abandonado sus padres biológicos a los cuatro años y todo porque ya no tenían dinero para mantenerlo, el gobierno los había amenazado con quitarles al pequeño así que antes de que se lo quitarán ellos lo dieron en adopción. Ahí Soobin conoció a muchas personas las cuales le hicieron la vida imposible, incluidos los empleados que se supone deberían cuidarlo.

Siempre le decían que si se portaba bien le darían un premio, ¿quieren adivinar qué era ese premio?, así es, chocolate. Cuando era la hora de la comida uno de los niños más grandes y gordos le quitaba su comida y él no hacía nada, ni siquiera se quejaba simplemente regresaba a la habitación donde estaban todas las camas para esconderse debajo de la suya, quedándose ahí todo el dia a no ser que alguien lo encontrará y lo sacará a la fuerza.

—Soobin, ¿sabes lo que hay debajo de mi pantalón?

Le preguntó un niño, el cuál era cinco años mayor que él. El pequeño Soobin estaba sentado en su cama y aquel niño parado frente a el sosteniendo su pantalón, luego bajó su cierre bajando un poco su pantalón dejando ver el bulto que tenía.

—¿Quieres chocolate?

Preguntó mientras sostenía un frasco de Nutella, Soobin asintió con una pequeña sonrisa, luego aquel chico bajo su ropa interior sacando su miembro, abrió el frasco y con sus propios dedos untó chocolate en él acercándoselo a Soobin.

—Ahí tienes tu chocolate, y será mejor que te lo comas todo.

Soobin sabía que por ahí hacía pipí, que esa parte era muy delicada, era su zona íntima y no estaba seguro, pero tenía chocolate. Se acercó un poco más, con cuidado lo tomo con sus pequeñas manos y lo metió a su boca lamiendo aquel chocolate Nutella, su favorito. El chico jadeaba acariciando el cabello de Soobin aprovechándose de su completa inocencia y su obsesión por el chocolate.

No fue la primera vez que alguien utilizó esa técnica para hacer que Soobin les lamiera el pene, fueron muchos chicos de entre 12 a 15 años que se ponían chocolate en su pene sin que les importará que un pequeño de 5 años estuviera lamiéndolo, recibiendo semen cuando se excitaban, ellos le decían que era vainilla y que todos los hombres lo tenían. La obsesión por el chocolate no bajaba ni un poco, Soobin cada vez quería más y más chocolate, hacia lo que le pudieran con tal de recibir un poco.

—Soobin —le hablo el directo, viendo a este solo en el patio de juegos—, ¿porque no estás con los demás?

—No tengo amigos señor Lee.

—Puedes jugar solo, ¿no te gustan las pelotas?

—No, son aburridas.

—Vaya. ¿Te gustan los juegos de mesa?, en mi oficina tengo algunos.

Soobin asintió tomando de la mano del director, al estar en su oficina se sentó en una silla giratoria frente a su escritorio mientras esté buscaba en una librería sus juegos de mesa. Escuchaba a algunas personas pasar fuera de la oficina, incluso risas de los demás, preguntándose que hizo mal para que todos lo tratarán tan mal.

—Aquí están —dejó las cajas sobre el escritorio—. Soobin, hay algo que quiero preguntarte.

—¿Si diga?

—He escuchado que eres muy fan del chocolate, ¿es cierto?

—Si, adoro el chocolate.

—Bueno...¿quisieras un poco?

Hizo lo mismo que los otros. Cerro la puerta con seguro, se sentó en una silla y Soobin estaba de pie viendo cómo untaba chocolate líquido en su pene, su enorme pene. Se acercó y rápido lo metió a su boca sorprendiendo al director quien soltó un jadeo, Soobin estaba incómodo, era más grande que el resto y no cabía todo en su boca así que lo hacía poco a poco hasta obtener la vainilla y limpiar el chocolate.

—Toma —le entregó dos barras de chocolate—, ¿quieres más?...

Fue un año en dónde abusaron de él, en dónde se aprovechaban de el pero para un pequeño de cinco años el recibir un dulce después de hacer algo era señal de que lo estaba haciendo bien, pero Soobin se preguntaba porque seguían tratándolo mal siendo que les limpiaba el chocolate. Un día una hermosa pareja llegó preguntando por él y lo adoptaron, serían sus nuevos padres llevándoselo de aquel infierno.

Pero su obsesión por el chocolate lo siguió a todos lados, incluso su nuevo hogar.



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Diario de Chocolate - SooKaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora