Santa Biblia Reina Valera 1960 - Romanos 12
2 No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.—Dios los bendiga hermanos —escucho la voz de York a través del micrófono —les invitó a ponerse de pie.
Todos nos ponemos de pie y fijamos nuestra mirada en él.
Lleva una camisa verde clarito que resalta con el hermoso iris de sus ojos.
Él sigue hablando pero yo no escucho lo que dice porque me he perdido en su mirada, cuando escucho que lo hermanos comienzan a orar es que vuelvo en si.
Cierro los ojos y comienzo a orar sin saber exactamente porque es.
«Supongo que ha de ser por el culto».
Después de ello comenzó la alabanza, mientras el pianista tocaba, una hermana cuyo nombre no recuerdo cantaba la adoración mientras la batería, la guitarra y otros instrumentos sonaban.
Me dejó llevar por la música y comienzo a expresarle a Dios lo mucho que lo amo, cuando me di cuenta estaba en el altar derramando mi alma ante Dios, lloraba abundantemente pero era de felicidad y agradecimiento por todo lo que Él por mi había hecho.
Luego de la adoración entonaron un himno el cual se titula en la cruz.
Me pare del altar y fui a sentarme mientras todos cantaban y aplaudían.
Hace un año atrás no se me llegó a pasar que fuera a conocer a Dios y fuera a pasar momentos tan increíbles con Él.
Ahora me siento perdidamente enamorada de la persona que realmente vale la pena.
—bueno amados hermanos —dice York cuando el himno termina —les invito una vez más a estar de pie, vamos a estar orando por la iglesia en este lugar.
Todos nos ponemos de pie y comenzamos a orar.
Estaba súper concentrada orando hasta que sentí una mirada clavada en mis espaldas.
Hace un momento atrás también la sentí pero no le puse cuidado, pero ahora me veo en la necesidad de voltear a mirar para saber quién es la persona que me está mirando.
Volteo a ver de manera disimulada y me encuentro con un rostro familiar.
Apenas su mirada se encuentra con la mía, inmediatamente vuelvo mi mirada hacia el frente.
—Dios mío —digo volviendo a cerrar los ojos —que no sea la persona que creo que es.
Inmediatamente entra en mi la duda y no me explico que hace aquí, se supone que Fabricio no es cristiano.
Hago mi mayor esfuerzo por volverme a concentrar pero ya no es lo mismo.
Sé que él me reconoció y posiblemente ya le esté enviando mensajes a Deimond para decirle dónde estoy.
La angustia se apodera de mi.
La verdad es que no me siento preparada para volver a verle la cara a Deimond.
Hace mucho que no sé nada de él y creo que es lo mejor.
Desde que me aleje por completo de él, he podido vivir una vida plena y feliz, no quiero que vuelva a aparecer y mi vida se vuelva un desastre.
—vamos a estar alabando al Señor —dice York después de orar por la iglesia.
Él pianista sube al altar con los demás integrantes de la alabanza y comienzan a alabar a Dios.