El hada plateada arrancó la pequeña flor de bola de entre la hierba alta y húmeda.
Unos pequeños ojos dorados observaron los movimientos del hombre más alto con admiración y curiosidad, su mirada migraba desde la esfera de pelusa a los emocionados ojos azules del hada plateada frente a él.
—¿Qué pasa con esa mirada, tonto?.
Una sola lágrima apareció en el rostro del hada cuando recibió otro duro golpe de la pequeña pero muy fácilmente molesta hada azulada.
—Ah, Yoongi, me lastimaste.—Jin se quejó antes de sonreír alegremente otra vez y entregarle la hierba esponjosa a la hada azul quién la agarró cauteloso y la sostuvo cerca de su cara, contando las muchas pequeñas flores blancas conectadas a la cabeza de la semilla por los delgados tallos.
El joven inspiró tratando de encontrar alguna fragancia, frunciendo el ceño cuando el olor no llegó. Resopló enojado y jadeó cuando las pequeñas flores se fueron volando con la pequeña brisa.
Jin se rió, arrancando otra de esas flores de la hierba.
—Cuidado, son frágiles. Toma.—le entregó su flor recién arrancada al otro que puso los ojos en blanco con un pequeño puchero.
—Qué flor más estúpida, ¿qué clase de planta simplemente pierde ante un viento débil?.
Jin suspiró, con los hombros caídos en sincronía con sus alas de cristal púrpura azulado, mostrando su decepción con la otra hada.
—Yoongi......—regañó en voz baja, arrancando más flores de la hierba—Estos... son dientes de león.
—Ajá.
—Y son muy importantes, no sólo para nosotros que los comemos, sino también para muchos de nuestros vecinos.—levantó el diente de león a la altura de los ojos de Yoongi e inspeccionó la pequeña flor junto con la pequeña hada—Los sátiros usan sus hojas para hacer té, las brujas usan partes de los dientes de león para crear remedios herbales y las ninfas pueden hacer hermosos ramos con ellos, además....—Jin agarró una flor amarilla de diente de león y, para sorpresa de Yoongi, la mordió entera.
El hada rubia miró a Jin con los ojos muy abiertos, el hombre sólo le devolvió la sonrisa y arrancó otra flor entregándosela a Yoongi.
El joven sólo miró la flor con recelo, Jin lo ignoró y mordió la flor, masticando los pétalos mientras tarareaba alegremente.
Agarró otro diente de león y se lo entregó a Yoongi.
—Adelante, sopla y pide un deseo.
—¿Qué? ¿Eso funciona?.—exclamó el hada, mirando la hierba con nuevo interés y curiosidad.
Jin se encogió de hombros.
—Tal vez, sólo lo sabrás si lo intentas. Ten un poco de fe.
—Apuesto a que esto es otra cosa estúpida que te dijo Nam.—resopló enojado, sus mejillas se sonrojaron ligeramente mientras intentaba luchar contra el impulso de soplar la flor hinchada y pedir un deseo.
Jin se rió y desordenó el cabello del rubio, las flores entre los mechones rubios cayeron bajo la mano del hada mayor.
—Bebé, no seas amargado.
—¡No hagas eso!—sus pequeñas alas batieron con enojo mientras apartaba su mano y continuaba golpeándose el brazo unas cuantas veces mientras el otro se reía de la rabieta del hada—¡No soy un niño!
Yoongi gruñó levantándose y alejándose enojado, las alas batiéndose, elevando al rubio unos pasos del suelo y deteniéndolas por completo, haciéndolo tropezar y maldecir su frustración en voz alta. Ese accidente de vuelo había dejado secuelas en su hombro izquierdo, pero aún tenía la fortaleza para seguir intentando volar.