-Muchas gracias... -Repetía Jeongin una y otra vez, mientras intentaba esconder cómo sus manos temblaban al salir de aquella sala llena de periodistas y camarógrafos.
Nacido de la prodigiosa familia Yang: Jeongin, un adolescente de tan solo 17 años que ya era sobreexplotado por su familia, como ya mencionado antes, era la familia más famosa y "talentosa" de lo que era en esos años Corea del Sur.
Desde talentosos empresarios hasta los mejores políticos, todos con el mismo apellido.
Y Jeongin... Jeongin era un chico "diferente" a lo que su familia deseaba para él, no quería estar rodeado de cámaras todo el tiempo, pero el ser el hijo del que era probablemente el más exitoso de su familia hasta el momento le llevaba la contraria.
Sus papás querían que fuera el heredero definitivo de su empresa y siguiera el legado familiar, algo que Jeongin veía imposible, ya que no tenía ningún tipo de talento ni para el negocio, contabilidad o ese tipo de cosas que él consideraba para "adultos aburridos". Su único talento era cantar, y lo único que lo alejaba del mundo por un rato.
Como mencionamos, sin siquiera haber terminado de estudiar, era el saco de explotación para aquella familia a la que pertenecía, obligado a ir una escuela para gente importante, contestar entrevistas y sonreír en fotos que claramente no quería en su álbum de recuerdos.
Claro, estaba lleno de lujos, dinero, sirvientes, y declaraciones todo el tiempo, pero eso no era lo que él quería. Lo único que deseaba era un grupo de amigos, (por supuesto que estaba rodeado de gente que deseaba ser su "amiga", pero nadie era real, solo querían ser populares por juntarse con el hijo del hombre más importante de Busan), quería gente que lo quisieran por quien era, y no por quien aparentaba.
Mejor dicho, que aparentaban sus padres, porque claro, le controlaban la vida.
Después de la tan agotadora conferencia de prensa en la que tuvo que memorizar un guión que le escribió su papá sobre qué haría una vez que ocupara el mando de la empresa, llegó a su casa, se tiró como un pan a su cama, y escuchó su teléfono vibrar unas cuantas veces, pero no atendió, no quería saber de nadie, solo quería entrar al baño, llorar en silencio, hacerse algunas cortadas que no se verían al día siguiente para calmar su ansiedad, y maldecirse, por no poder mostrar quién era, por ese maldito dolor en el pecho que le habían inyectado sus padres desde el primer día que estuvo en público, le temblaban los brazos y las piernas cada vez que lo filmaban, y en ocasiones se desmayaba cuando sentía que ya no podía más (algo por lo que sus papás lo regañarían después, obviamente) deseaba escapar, escapar de ese infierno diario en el que vivía, porque eso era, un infierno, uno que él mismo había incendiado, si tan solo no fuera un cobarde y rarito a diferencia de su familia.
Y para terminar con aquel hermoso día que había vivido, de repente se escucharon gritos y golpes desde la cocina, vaya que era una casa grande, pero las discusiones de sus papás se podían escuchar hasta la acera de enfrente, se gritaban que solo estaban juntos por el dinero, por los errores que habían tenido (sus hijos) y por otras razones por las cuales los adultos pelean, en algunas ocasiones recurrían a los golpes y llegaban al hospital, pero pagaban cierta cantidad por el silencio de los doctores y al día siguiente aparecían en la portada de alguna revista que decía: "¡Entrevista exclusiva con la pareja del año! ¿Cuáles son sus consejos para mantener una familia tan unida?"
Definitivamente era una mentira, como su vida, sonreír para la foto, fingir ser la familia "perfecta"... Vivían en una hermosa casa de muñecas que controlaban a su gusto.
El castaño sabía todo lo que pasaría después de eso, así que simplemente se encerraba en su cuarto y escuchaba alguno de sus CDs que intentaba coleccionar.
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Can't stop - Seungin
Novela JuvenilSer un adolescente en los 90's podría ser difícil, pero si tienes un par de amigos que te cubran la espalda, y una persona especial, tal vez la vida se vuelva divertida. Yang Jeongin es un adolescente cansado de su vida, nacer de una familia importa...