DESTINO - PARTE 3

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Pasaron 3 días, los cuales tenían a Kushina tensa, no estaría tranquila hasta que Kinoe pusiera un pie dentro de la aldea no quería ni imaginarse lo que Tsunade le haría si le pasa algo a Kinoe estando a su cuidado, pero esto se le salía de las manos, por más que la pequeña estuviera viviendo en su casa, el tercer hokage tenía la última palabra sobre ella, y eso no era nada bueno, y no es que Hiruzen fuera malo pero, quienes los rodeaban tenían más interés en proteger la aldea sin importar cuáles sean los sacrificios.

Pero no llego al tercer día, paso el 4to y luego el 5to día, cuando por fin a lo lejos se divisaron unas sombras eran las 5 de la madrugada cuando un grupo de Anbus llegaban lentamente a la aldea de la hoja, 3 de ellos estaban llenos de vendas y una pequeña tenía su rostro lleno de sangre, estaba también herida pero no le importaba, a su corta edad sabía que si tenía conocimientos médicos, su prioridad era mantener a su equipo a salvo así que eso hizo.

[FLASHBACK]

La misión no salió como esperaban, el enemigo sabía de su plan, cosa que al llegar a su objetivo los recibió una emboscada, los Anbus se encargaron de cumplir si o si su misión que por un instante olvidaron que con ellos iba otro integrante más, a ellos no les hacia nada de gracia que a su equipo le hayan asignando una indefensa niña de solo 5 años, tenían fastidio ya que por sus mentes solo pasaba la idea que los habian cogido de niñeros, tanto asi que no le tomaron importancia a las habilidades de la pequeña y la dejaron a su suerte una ves llegaron a su destino, pero todo les salió mal cuando llegaron a aquel lugar, su objetivo era tomar de vuelta un pergamino que había sido robado del templo del fuego, el enemigo sabía de su llegada y cayeron en su trampa, los Anbus fueron tan confiados creyendo que tomarían por sorpresa al enemigo pero todo salió al revés, fueron heridos de gravedad y mientras luchaban Kinoe aprovecho algo que les daba ventaja, era una niña, una niña muy pequeña que podía escabullirse por cualquier lugar, esta aprovecho la situación, ya que el enemigo tampoco se imagino que un grupo de Anbus llevarán con ellos a una niñita, Kinoe tomó el pergamino sin que el enemigo se diera cuenta y salió del lugar, vio que a sus compañeros les estaba llendo mal así que uso su técnica, una que aún la dejaba sin energía pero debía hacerlo, era su primera misión y no iba a fallar, el estilo madera, Lianas empezaron a brotar de la tierra y como fuertes látigos empezaron a golpear todo lo que había a su alrededor, pero se dió cuenta que eso no era suficiente el enemigo se defendía y con los kunais cortaban las Lianas y se vio en grandes aprietos cuando el enemigo la divisó, y un kunai rozó su mejilla dejándole una herida, lastimosamente no podía esperar a ser salvada ya que todos sus compañeros yacian en el suelo desangrándose no les daría tiempo para protegerla, así que no le quedó de otra más que usar su poder de una manera más cruel, sus Lianas podían tomar diferentes formas y texturas, y se convirtieron en unas lanzas muy afiladas, de repente todo en ella cambio, su mirada, su aura, incluso su sonrisa, una sonrisa retorcida, una mirada fría y un aura que lo único que te causaba eran escalofríos, y sin piedad empezó a atravesar cada uno de los cuerpos de los enemigos, a unos los decapitaba a otros los partió por la mitad y al último se le acercó lentamente y sus Lianas la rodeaban como si fueran un montón de brazos bailando a su alrededor, apuntando hacia él todas las Lianas lo atravesaron y callaron de un solo golpe su grito.

Había quedado en un trance, era la primera ves que usaba su poder tan brutalmente, pero se les había ordenado acabar con el enemigo, luego recobro el conocimiento y camino hacia sus compañeros heridos, estos la miraban aterrados pensando que al ser tan pequeña no podría controlar aquel enorme poder y quizás ellos serían los siguientes en ser destrozados, pero cuando se arrodilló al lado del líder, vio como una cálida luz verde emanaban de sus pequeñas manos se dió cuenta que ella ya había regresado a la normalidad, pero no podía creer lo que sus ojos veían, la pequeña lloraba, aunque no hacia ningún gesto, las lágrimas caían como río mientras lo curaba, quizás estaba en shock, quizás nunca había matado a nadie, quizás jamás había sido capaz de matar una mosca, quizás ni siquiera había tenido tiempo para ser una niña. Eran las preguntas que se hacia el Anbu que la observaba curar a cada uno de sus compañeros, ella era una niña muy pequeña y ya tuvo que ensuciarse las manos de una manera tan horrible para proteger a la aldea.

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