Danza de Flores y Espadas

capitulo 1

Xianle año xxxx

             Xie Lian era un joven demasiado enérgico, nadie podía vencerlo cuando se trataba de luchar con espadas; incluso después de ser presentado como un omega seguía siendo un prodigio en el uso de las armas. Aquel día, habría luchado con al menos 3 soldados beta y 5 alfa, todos fueron derrotados y al final solo estaba ese joven… ambos sonrieron al verse el uno al otro, por un lado, Xie Lian estaba feliz de volver a combatir con esa persona de rojo…

—Mi príncipe, espero que tenga piedad de mi esta vez…— esa voz juguetona solo hizo que la sonrisa del príncipe se hiciera aún más grande, había un coqueteo silencioso que no era tan evidente a menos de que miraras con mucho detenimiento cada movimiento —prometo que tendré piedad… comandante Hua—

Una reverencia de ambas partes y finalmente en posición… el sable del comandante reluce el reflejo de la luna mientras que la espada del príncipe parece ser el sol en toda su plenitud. Ambas armas chocan en un golpe fuerte y contundente para después separarse; van con todo para ganar, caminan lento mientras analizan el siguiente movimiento a realizar… se lanzan a la vez y un nuevo choque se vuelve inminente, la trenza ébano del comandante que sin cuidado descansaba en su hombro derecho se cae mientras que el cabello castaño se mecía entre ataque y ataque.

Separarse es complicado cuando los dos parecen tan enfrascados en ganarle al otro, un puño limpio se aproxima al estómago del príncipe y es esquivado con éxito. Ama esto de luchar con el comandante, a diferencia de otros él aprendió a luchar en las calles, a luchar por un día más para vivir… su forma de pelear es salvaje e impredecible lo que hace que el príncipe se esfuerce para estar a la altura de una batalla real.

Es una danza que puede llevarlo a la muerte lo que le hace sentir vivo, feliz, excitado… puede olerlo, la fragancia de la emoción que emana del comandante alfa; la alegría que le embarga por estar tan cerca que no es capaz de esconderlo, quiere detenerse por un momento para embriagarse en el aroma ahumado de arce, canela y sangre… las espadas chocan y por la mirada que recibe sabe que su compañero siente lo mismo, están hechos para complementarse, son el compañero perfecto del otro; lo siente en su piel, en su pecho, su alma.

Un movimiento en falso es el que termina la batalla, tropieza de manera burda y es atrapado por la cintura por el fuerte brazo del comandante —creo que gane esta vez su alteza— susurra acercando sus labios a la oreja del príncipe… es suave, lo hace estremecer y sonrojar suavemente. Hay un tono sensual en esa voz que lo hace derretirse, teniendo que esforzarse para no derretirse frente a todos los presentes.

—Gracias comandante— responde suave, se aparta pero tiene una sonrisa suave pero por la forma en que ambos se miran sabe que hay más escondido entre esas palabras —lo veré esta noche en el banquete— guarda su espada en la funda que se encuentra en su cintura; mira de reojo para ver que el comandante hace lo mismo —eso espero su alteza, también… si su alteza acepta, me gustaría tener un baile con usted como mi premio esta ocasión— lo mira, su sonrisa pícara es lo suficiente para que solo haga un movimiento de cabeza mientras se ríe… —bribón— susurra  aun con su sonrisa —espero que mi querido comandante no esté muy cansado, no pienso bailar con nadie más esta noche—

Escucha las voces de su sirviente y su guardaespaldas llamándolo… ambos suspiran sabiendo que ninguno de los dos podrá continuar por el momento, se aleja con pasos suaves hacia los dos que ya lo llaman mientras suelta un suave suspiro.

— ¡Alteza! —

— ¡Alteza! —

Ambos llegan en el peor momento, pero no hará ninguna queja al respecto, entrega su espada a su guardaespaldas mientras escucha apenas los regaños de su asistente sobre porque no debería luchar con espadas reales en un entrenamiento. Añora en lo profundo de su ser el momento en que su querido comandante lo atrapo en sus brazos, pensando en las “mariposas en el estómago” que alguna vez su madre le dijo que llegaría a sentir.