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—En el amor y en la guerra todo vale Soo, faltó ella de primera dejandome tirada. Aún así no me voy a hundir, creo que he aprendido a valorarme sabes.
—Ya deja de hablar de Roseanne... —murmuró tomando otro shot de algún trago que pidio en la barra.— Ugh, largate y busca a alguien con quien pasar el rato Lalisa, olvidala. Si una persona te quiere no te lastima, si una persona en verdad te quiere te lo demuestra con acciones y no con palabras, porque las palabras en realidad no valen nadaaaaa— arrastró las palabras.
—Tantos años a la basura, maldita sea. Duele, no termine con ella por cobarde —queria llorar, no salían las lágrimas.
—No sé cómo es tener un corazón roto Liz, pero no es el fin del mundo.
Ese era el problema, yo sentía que si era el fin de mi mundo con Roseanne lejos.
Mi cabeza dolía por el sin fin de copas bebidas, quería olvidarme del sabor de sus labios y estaba empezando a estar cansada de recordar todo.
No era tan delicada, pero no iba a lograr ser perfecta ni volviendo a nacer. En verdad estaba sentenciada a no tener a nadie que me quiera por quien en verdad soy. La verdadera Lisa, no la que trata de impresionar a los demás para ser aceptada.
Apreté mis puños contra la palma de mis manos marcandolas de dolor. Dolor olvidado por el alcohol.
Por andar perdida en mis pensamientos no me dí cuenta cuando una chica más joven que yo se acercó a mí. Cabello castaño, ojos grandes y cafés, todo su rostro bajo una leve capa de maquillaje.
—¡Hola! —le sonrió a Jisoo y mí, la primera ya estaba casi dormida sobre la mesa así que solo le sonreí incomoda a la menor. —¿Quieren ir a la mesa con mis amigas? Creo que tu amiga podría descansar mejor —me dijo.
—Uh, ella estará bien...
—Miyeon —logré escuchar apesar de la música. Sus mejillas se tornaron de un color rojo.
No eran abultadas como a las que estaba acostumbrada a ver, eso causo un revuelco en mi estómago y negué con la cabeza. Trate de pensar que el motivo de su sonrojo es el alcohol circulando en su sangre.
—Lisa —me presenté. —Mi amiga es Jisoo, estaremos bien. Gracias por tu invitación, pero creo que...
—¡Lalisa ve diviértete, hermana!
ambas saltamos ante el repentino habla de Jisoo.
—Jisoo por Dios.
—¿Entonces te parece bien bailar? Si no quiere yo lo respeto —retrocedió un paso.
No puedo defraudar a mi padre.
Quizá debemos tomarnos un tiempo.
Tengo otros objetivos en los cuales ya no quiero que estés tú
