46. LA VERDAD.

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Santa Biblia Reina Valera 1960 - Génesis 38
24 Sucedió que al cabo de unos tres meses fue dado aviso a Judá, diciendo: Tamar tu nuera ha fornicado, y ciertamente está encinta a causa de las fornicaciones. Y Judá dijo: Sacadla, y sea quemada.

25 Pero ella, cuando la sacaban, envió a decir a su suegro: Del varón cuyas son estas cosas, estoy encinta. También dijo: Mira ahora de quién son estas cosas, el sello, el cordón y el báculo.





—me alegra mucho que todo halla sido una farsa —digo sin parar de llorar —me alegra que estés bien.

«Pero eso no significa que no vaya a buscar a Fabricio para matarlo».

«¿Cómo se atrevió a jugarme semejante broma?».

«Eso no se hace».

Además no puedo creer que la señora Morgan se halla prestado para algo tan bajo como eso.

«¿Cómo pudo bromear con la vida de su propio hijo?, solo para hacerme venir».

«Creo que se le fue la mano».

—¿De que estás hablando? —pregunta Deimond confundido sin dejar de abrazarme.

—me...me dijeron que...que habías tenido un...un... accidente, que estabas en coma y que te...te iban a desconectar.

Deimond se aparta de mi un poco y me mira confundido.

—¡¿Que?! —exclama.

—lo que oíste —le digo —¿Tu tuviste algo que ver?. —limpio mis lágrimas.

—¡Por supuesto que no! —se apresura a responder —no me atrevería a tanto por tenerte a mi lado, estoy dispuesto a respetar tu decisión, aunque eso signifique vivir lejos de ti —baja su mirada al suelo.

No sé porque lo hago pero lo vuelvo a abrazar.

No soporto verlo afligido por mi culpa, además en estos momentos estoy muy sensible por aquella broma y no me terminó de convencer de que todo fue mentira.

Sé que ya nada es lo mismo, que quizás no podemos estar juntos, mucho menos ahora que yo sirvo a Dios y él no.

Pero aún así siento la necesidad de abrazarlo y no querer soltarlo.

Reconozco que para mí él es alguien muy valioso y aunque creí que ya lo había olvidado, ahora me doy cuenta de que no.

Él también me abraza.

Su abrazo es un abrazo tierno y cálido.

Se siente tan bien que no quisiera apartarme, pero lo tengo que hacer.

Debo de tener dominio propio y no dejarme llevar por mis emociones y sentimientos.

«Tengo que volver a mi lugar».

«Al menos ya sé que Deimond está bien».

Me separó de él finalmente con la intención de irme, pero este me toma por la cintura mientras me da una tierna sonrisa.

«Dios mío».

«Me va a dar algo».

Esa sonrisa me ha cautivado por completo.

Comienzo a sentir los latidos de mi corazón más fuertes y mi respiración acelerarse.

Trato de aparentar que no me afecta, pero su cercanía hace que mi cuerpo me traicione.

—no sé quién halla sido el de la broma —dice.—pero me alegró mucho que hubieras venido, eso significa que te preocupas por mi.

Se acerca más a mi.

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