Extra 01: Sukuna y Yūji (1/2)

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Sukuna es un buen hermano / los hechiceros son idiotas / Yūji es un pequeño rayo de sol / Sukuna promete protegerlo con su vida si es necesario / le salió al revés

˚₊‧꒰ა ☆ ໒꒱ ‧₊˚

Cuando Sukuna nació, no lloró.

Contrario a lo que se esperaría de un recién nacido, Sukuna no emitió un solo ruido, y si no fuese por los latidos de su corazón pensarían que la mujer tuvo un hijo muerto.

Diez minutos después, nació Yūji, y fue cuando supieron que el mundo era colorido.

Cuando la madre tuvo a sus dos hijos en brazos, ambos abrieron los ojos. Y su madre fue testigo de un amor a primera vista cuando ámbar y carmín hicieron contacto por primera vez.

Su marido, al parecer, no pensaba igual que ella.

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Sukuna no podía quejarse completamente de su vida, al menos seguía vivo, y eso era más de lo que podía esperar.

Desde épocas más antiguas a la era Heian, los gemelos eran símbolos malditos. Su padre se encargó de recordárselos los últimos ocho años, incluso en su lecho de muerte.

Yūji la tenía un poco mejor que él, sus ojos ámbar eran menos llamativos que el color carmín, sorprendentemente.

Su madre, una amable mujer que había olvidado el nombre, murió cuando ambos tenían 4 años, y extrañamente Yūji tomó como objetivo principal vivir como ella hubiese querido para ambos, sin arrepentimientos.

Por lo que era muy común verlo detrás de su animado gemelo sacándolo de apuros.

-Suku-nii...

Ahora, a sus 11 años, podría decirse que eran inseparables. Eran unos pequeños errantes, viajando donde el viento les llevara.

Sukuna aprendió el arte del jujutsu por cuenta propia, luego de tener un desagradable encuentro con una maldición de baja categoría que logró hacerle un rasguño a Yūji. Aprendió que él poseía una pisca de energía maldita, y se encargó de explotarla al máximo.

Un prodigio dirían algunos.

Un monstruo lo catalogaron los clanes.

Yūji, al contrario de él, no podía hacer uso de esa energia, pero tenía una fuerza monstruosa que descubrieron cuando intentó rescatar una familia de conejos de ser atrapados por un ave. Y no encontró mejor manera que lanzar un tronco al ave. (En su defensa, diría, tenía 9 años y estaba desesperado. Sukuna siempre se reiría de eso.)

-¿Qué ocurre, mocoso?

Habían estado caminando durante todo un día en busca de un pueblo en el que hospedarse, estaban cansados, pero Sukuna se negaba a dormir una noche más a la interperie. Desde que se hizo más fuerte maldiciones de mayor rango los encontraban, desde categoría tres a categoría uno. Y él temía que uno de estos días le encontrara una a la que no podría hacerle frente.

-Hemos caminado durante todo un día, ¿De verdad no podemos detenernos en un pueblo cercano? Estoy seguro que está la aldea Kuzhō¹ a una hora.

Miró a su hermano y se dio cuenta que sería una buena idea, ambos estaban cansados. Además de las maldiciones, uno de los clanes quería su cabeza debido a un altercado ocurrido hace aproximadamente una semana (no entraría en detalles, solo que estaba involucrado su irritante heredero y quizá unas viviendas destruidas) por lo que se habían estado moviendo tratando de hacerles perder de vista. Tuvo que pensar que no podría ser tan fácil.

Mi (in)feliz espera: ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora