Extra 01.5: Sukuna y Yūji (2/2)

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Tenía que darle mérito al mocoso por pasar las barreras que instaló hace un año en esa aldea.

Habían pasado ya cuatro años luego de que decidieran su permanencia en la aldea Kuzhō, ahora ambos tenían 15 años y realmente se habían ganado un lugar dentro de ese lugar.

Yūji fue el que se adaptó con mayor rapidez, su personalidad tan extrovertida y necesidad de ayudar al resto hizo que se ganara rápidamente un lugar en los corazones de los pobladores.

Sukuna había tardado un poco más de tiempo, al parecer sus ojos carmín eran un poco inquietantes para los niños del lugar, y su cara tampoco ayudaba. "Suku-nii es muy serio, debería sonreír más como lo hace conmigo, los niños lo amarán por eso" maldito mocoso.

Aunque no lo quisiera admitir, él también se había encariñado con los pobladores, y estaba completamente seguro que ellos se habían dado cuenta que los regalos que aparecían misteriosamente en sus puertas (cosas que necesitaban en el momento) era gracias a él, pero si ellos no lo mencionaban entonces tampoco lo haría.

Pero las cosas comenzaron a ir mal hace un mes.

Primero no le tomó importancia al extraño aumento de espíritus malditos en la zona, lo dejó pasar como simple coincidencia.

Primer error.

Luego de eso se dio cuenta que comenzaban a aumentar en categoría.

Para poner en contexto: Kuzhō es una aldea un poco más alejada de los pueblos principales, no han tenido plaga de enfermedades en más de una década (información entregada por el jefe cuando inició su labor de exterminio) y tampoco mantenía grandes niveles de energía negativa cercana. Por lo cuál sería común ver maldiciones de categoría 4, extrañamente una de 3. Pero las categoría 1 que veía últimamente era extraño y preocupante, tuvo que darse cuenta que alguien lo planeaba.

Ese fue su segundo error, y fue el peor.

Una noche se encontraba en el bosque, atraído por una corazonada de que algo poderoso se ocultaba detrás. Despidió a su hermano cuando este ya dormía, por lo que no recibió cuestionamientos. Una pequeña caricia en su frente fue suficiente para darle tranquilidad antes de partir.

El bosque estaba oscuro, luciérnagas ocasionales iluminaban partes de su camino y el sonar de las hojas con el viento hacían del paisaje un lugar precioso.

Pequeños recuerdos de los años anteriores a establecerse en esa aldea asaltaron su mente, cuando Yūji lograba hacer una fogata para mantenerlos calientes en las noches heladas, él llevando algún animal desafortunado para poder dormir con el estómago lleno, o las veces que se acostaban en el suelo viendo las estrellas. Eran momentos que atezoraba en su corazón, aunque nunca se lo diría directamente a su emocional hermano, no lo dejaría nunca de mencionar.

Sus divagaciones fueron interrumpidas cuando llegó a un pequeño claro, flores y césped de podían apreciar en aquel lugar, y la vista sería espléndida si ni fuese por la solitaria figura de pie unos pasos frente a él.

El hombre era alto, apróximadamente 1.80m, tenía cabello negro y una extraña cicatriz en la frente, poseía una mirada dura y calculadora, como si él fuese una especie de experimento que salió mal y necesitara ser corregido.

No le gustó.

-¿Quién eres? -un simple vistazo y podía saber que era un hechicero, probablemente un errante tomando en cuenta que no poseía alguna prenda que lo identificara como miembro de un gran clan-.

El hombre solamente lo miró, sin ninguna intención de responder su pregunta. En cambió, le hizo otra.

-¿Estás complacido con tu nivel actual, hechicero?

Mi (in)feliz espera: ExtrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora