Te conocí en su funeral

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En el funeral de mi hermano mayor, rompí en llanto. Damien, mi hermano, fue la única persona que alguna vez me defendió.

La única persona cuya tristeza podía compararse con la mía era el mejor amigo de mi hermano, Caleb.

Tenía los ojos vacíos mientras miraba fijamente el ataúd, casi con incredulidad. No dijo nada durante el funeral, ni siquiera cuando la gente empezó a marcharse, hasta que sólo quedamos nosotros.

Me limpie las pocas lágrimas que me quedaban para luego sonreírle eh intentar hacer que la atmósfera tensa desaparezca.

— Ahm...eres Caleb ¿Verdad? Mi hermano siempre me hablaba de ti.

Cuando se voltea me provoca un poco de miedo, su apariencia era como la de un delincuente oh gánster y yo no era el unico asustado en ese funeral. Mientras que yo era la viva imagen de mi hermano mayor.

Una expresión de pura furia se extendió por su rostro, como si le hubieran dado un puñetazo. Entrecerró los ojos mientras intentaba mantener la calma y pensar qué decirme sin arremeter contra ti.

— ¿Tienes idea de lo enojado que me pone verte? —  comento gruñendo — ¿Tienes idea de cuánto amaba a tu hermano? ¿Por qué tuvo que morir él y no tú ? Nadie se sentiría siquiera triste si hubieras sido tú quien hubiera muerto en lugar de él.

Sus palabras me sonaron muy crueles pero por un segundo creí que tenia razón, baje la mirada y comencé a temblar, mis manos, mi cuerpo, mi boca temblaban intentando no llorar.

— Yo...lo lamento tanto...lo siento en serio...—

«No entendía porque todo el mundo me decía exactamente lo mismo ¿Tan miserable era? ¿Porque todos me querían muerto?»

Por un segundo desee ser yo el que este dentro de esa caja, sentía que mi vida sin mi hermano no tenia sentido...

¡Pero no! Yo mismo, en persona y mirando lo a los ojos le prometí que iba a vivir por él, no podía rendirme ahora.

La expresión de Caleb se suavizó un poco. La ira abandonó su rostro y fue reemplazada por tristeza.

Respiró hondo para intentar calmar sus emociones. Después de un momento, secó las lágrimas de mi rostro, tomando me por sorpresa y luego las suyas propias, antes de mirarme con una expresión más vulnerable.

— Lo siento, no quise decir eso. Sé que no eres Damien y no debería descargar mi enojo contigo. Sólo estoy... estoy tan enojada y todo es tan... tan injusto.

— está bien...lo entiendo completamente — respondí mientras le día pequeñas palmaditas en su espalda de forma de consuelo.

Eso le hizo recordar a mi hermano él cual hacia exactamente lo mismo cuando él se sentía mal, darle pequeñas palmaditas en su espalda de consuelo.

Caleb tragó saliva mientras respiraba profundamente para asegurarse de no volver a gritar, antes de asentir.

Extendió la mano y tomó mis manos entre las suyas, sujetando las con fuerza y me miró a los ojos como si buscara algo. Su expresión era suave y su rostro relajado.

— Gracias — susurró, luego se rió entre dientes mientras seguía mirándome — Tu hermano me enseñó ese truco hace mucho tiempo.

Mi cara se sonroja mucho al ver cómo me toma de las manos y me mira fijamente para darme las gracias.

Ya no senti ese miedo que había tenido en un principio hacia él, ahora Caleb se veía mas amable, mas inocente.

— ¿Truco? ¿Qué truco? — Dije aún algo aturdido por su repentina acción.

Caleb apartó la mirada de mi por un segundo, con una sonrisa tímida en su rostro, antes de volver a centrar su atención en mis ojos.

— Perdón por agarrarte así... A veces me recuerdas mucho a él...— comento con un tono de voz suave — Damien siempre estaba muy ansioso y se estresaba con mucha facilidad, especialmente cuando estaba enojado. Siempre le decía que se calmara y él decía: '¡Estoy tranquilo!' Pero después de un tiempo, se daba cuenta de que no era así, que simplemente estaba alterado. Entonces le daba palmaditas en la espalda para relajarlo.

Solté una leve risa al oír eso, me alegraba mucho recordar momentos tan bueno con mi hermano y oír que otras personas la pasaban bien con el me hacía feliz.

— Sí, mi hermano me enseñó a hacer eso, lo hacía conmigo cuando me sentía triste.

Los labios de Caleb se torcieron en una pequeña sonrisa mientras recordaba los momentos más felices que tuvo con mi hermano.

— Tu hermano era una hermosa persona. No merecía morir como lo hizo.

Su mirada se agudizó mientras agarraba mis manos con más fuerza, casi como si sintiera la necesidad de protegerme ahora por qué era la única persona que tenía una conexión con mi hermano.

— lo sé...— Me quedé algo confundido por como me tomaba las manos con fuerza — Ahm...mis manos...— Dije con un leve sonrojo.

Podria ser la viva imagen de mi hermana Damian pero de personalidad éramos dos plos opuestos, en comparación con mi hermano era un poco más tímido eh incoente.

Caleb vuelve a sonreír cuando notó lo nervioso que estaba, parecía casi que lo disfrutaba de cirta forma. Su agarre se aflojó un poco, pero no me soltó por completo.

— Tus manos son tan suaves...— murmuró débilmente, antes de cambiar rápidamente de tema — Solía hacer reír a tu hermano todo el tiempo — me dijo — Pero solía reírse de las cosas más tontas, incluso cuando estaba enojado.

Mi corazón comenzó a latir muy rápido cuando dijo que mis manos eran suaves pero luego note como cambia de tema para aligerar el ambiente, a lo que yo le sonrió y sigo su juego.

— ¿Verdad? Siempre reía por las cosas más tontas y sin sentido — respondí para mirar el ataúd con una expresión nostálgica.

Caleb parecía estar haciendo todo lo posible por ignorar el momento en que casi cruzó el límite al agarrarte y gritarte.

Sentía que su corazón latía rápidamente mientras intentaba concentrarse en los momentos felices del pasado, en lugar de los traumáticos.

Mientras ambos mirábamos el ataúd, casi se podía sentir la tristeza de Caleb.

— Tenía tanta energía — susurró Caleb — Él siempre fue el más divertido de nuestro grupo de amigos. Se siente tan vacío ahora, sin él aquí...

— si, definitivamente...la casa se va a sentir vacía sin el...— baje la mirada algo desanimado al pensar que debería regresar a la casa donde vivíamos los dos solos, una casa donde estaría solo con los recuerdos del pasado.

Caleb frotó suavemente su pulgar contra mi mejilla, como si tratara de consolarme con su toque.

— Salgamos de aquí — me dijo en voz baja mientras miraba el ataúd. — No puedo soportar ver esto más.

Volvió a apretar mis manos con fuerza, y sin poder oírlo supe que su corazón se aceleró, como si no quisiera soltarme.

Sentía mi corazón latir muy rápido al sentir sus suaves caricias en mi mejilla y también tome su mano.

— Sí...yo tampoco quiero salir de aquí...— Dije para salir de ese lugar tomados de las manos.

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⏰ Última actualización: Sep 21 ⏰

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