quizás te arrepientas

189 13 0
                                    


12:50 pm

enana mía

— yia — murmuró cuando por fin llegamos a la plaza

reflexiva la conversación igual

na que decir me encantó

— está fresquito — se acomoda el Ignacio dejando la mochila en el pasto

me acuesto al tiro y me iría a la durma de una

que cómodo

escucho cómo carraspea el Ignacio y lo miro de lado aún acostada

— me gustaría aclarar las cosas — murmura cortando pastito

me siento mientras me gano en posición de indio y lo miro tratando de que prosiga a lo que quiera aclarar

me hago la weona noma

si sé que tenemos que aclarar las weas los dos

si al final yo igual la cague de alguna manera

— ¿qué somos? — pregunta al aire

bueno a mí

¿él y yo qué somos?

suspiro y ahora me encuentro a mí misma cortando pastito

— ¿cómo eso? — respondo — somos amigos po

lo escucho suspirar mientras sé cómo le frustra el que sea tan difícil de entender

si fuera su amiga no sería como fui

celosa y vengativa

— ¿usted cree eso? — cuestiona

no lo miro por vergüenza, ya que el tener estas conversaciones me hace querer salir corriendo y no volver a hablarle en su vida

— no — respondo insegura

si lo quisiera como amigo

ufff me daría hasta asco el pensar en querer tocarlo o besarlo

pero no me da asco el querer hacerlo

— o sea, es lo que acordamos, ser amigos — murmuró tratando de pensar mis respuestas sin que sean cortantes

— porque usted no quiere ser nada más — replica él

las ganas de encoger mis hombros me quieren ganar, pero no quiero hacerlo

— puta es que soy muy — pienso — indecisa, te puedo dejar de hablar en cualquier momento, no te voy a contar lo que me molesta o lo que me haga sentir mal y sabi nadie merece ese trato po — destacó cada uno de mis defectos

no necesito estar en una relación para saber cómo soy porque ya me conozco ma o meno

— no importa — replica

lo miro sin entenderlo mientras me sobo la cara

— ¿cómo que no importa?, sí importa, Ignacio — alegó —. ¿cómo vas a aceptar ese tipo de persona como polola?

sus ojos brillando con sus pestañas largas

me mira de una manera tan especial qué no se lo he visto a nadie más

— entonces, ¿me dejarías ser tu pololo? — pregunta sin importarle todo lo que le he dicho

tapo mi cara con desesperación a la terquedad de este culiao

oye, tu fumai?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora