╰𝑨𝑪𝑻 𝑶𝑵𝑬

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PROLOGUE:           WHY ARE YOU SO EXAGGERATED?

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PROLOGUE: WHY ARE YOU SO EXAGGERATED?

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LAS LUCES SE ENCENDIAN Y TODOS COMENZABAN a decir su nombre, la pequeña shin solía pensar que la vida brillaria de la misma forma siempre, no fue hasta que nuevamente su madre recayó en la depresión. El matrimonio Shin había perdido hace un tiempo atrás a su hija biológica. Una familia fue lo que Soo-ri siempre deseo tener, un lugar al que pudiera llamar "hogar", donde fuera feliz y amada.

Sin embargo, a cualquier lugar al que fueran, todos hacían que la señora shin recordará a su difunta hija, y entonces, las luces se apagan, en ese momento, Soo-ri se dio cuenta de la verdad y comenzó a verse a si misma nitidamente, ella solo era una muñeca viva que su esposo le había regalado por que se encontraba en depresión tras perder a su pequeña hija.

La pequeña Soo-ri tocó el hombre de su madre, quien se encontraba en una mecedora, mirando hacia fuera con una mirada vacía y llena de dolor y tristeza.

──Mamá──musito la pelinegra──Quiero aprender a tocar el violonchelo.

La mirada de la señora Shin se posó sobre la dulce Soo-ri, quién miraba a su mamá con una leve sonrisa de consolación en su rostro. Quería poder brillar, haría lo que estuviera en su alcance para que su madre estuviera feliz con ella, para sentirse digna de portar el legendario apellido Shin.

Los años transcurrieron en un abrir y cerrar de ojos, la que solía ser una niña pequeña, se había convertido en una señorita y una diosa del violonchelo, o así solían llamarla en su escuela.

Su madre estaba volviendo a sonreír, y eso confortaba a su hija.

Las luces se encendieron nuevamente, su vida comenzaba a brillar una vez más.

O eso pensó.

Hasta que conoció aquel tonto chico que casi la mata.

──¡Oye imbécil!──gritó la pelinegra acercándose al hombre, quien se encontraba en el suelo tras haber rapado con su moto. Este se quito el casco frustrado y miró con un rostro serio a Soo-ri─¡Casi me matas! No puedes ir por las calles a esa velocidad. ¡Pudiste haber matado a alguien!

──Pero no fue así, estas bien ¿Por qué eres tan exagerada?──bufó dándole a la joven y tratando de levantar su moto, mientras Soo-ri parecía estar ofendida acerca de su respuesta. Tal vez si Soo-ri no sintiera tanta presión, posiblemente lo hubiera ignorado, pero no fue así.

¿Exagerada? Como se atrevía a decirle así.

──¿Como me llamaste?──preguntó sin recibir respuesta de aquel chico, la estaba ignorando mientras sacudía su chaqueta de cuero──¡Ya! ¿Quién te crees que eres para llamarme así, ah?

Tomó su brazo para girarlo pero este se nego,se subió a la moto y volvió a escenderla, alejándose rápidamente de la heredera de los shin, quien se quedó gritándole y maldiciendo al hombre. Su cuerpo estaba que echaba humo de la rabia que sentía, ¿por que era tan maleducado? ¿acaso lo conocía? le hablo como si fueran cercanos. Las dudas inundaban su cabeza haciéndo que esta trabajará sin descansar.

──Ya estoy en casa──avisó la adolescente mientras se quitaba sus zapatos, la puerta cerró dejando salir un sonido que alertó a su madre, quien se acercó rápidamente a su hija.

──Oh, llegaste querida──habló con una cálida sonrisa en su bello rostro, el cual cambió de facción al ver sangre deslizarse por la pierna de su hija──¿Pero que pasó? ¿Quién te hizo eso?──Comenzó a llenar a Soo-ri de muchas preguntas.

──Ah, no es nada, solo me caí──contestó restando cualquier importancia que su madre pudiera encontrar en eso. Esta la miró desconcertada.

Con un botiquín en su mano, comenzó a limpiar la sangre con un algodón para después untar un poco de crema sobre la herida.

──Gracias mamá. Eres la mejor de todas──dejó un beso sobre la mejilla de la mujer para subir apresurada las escaleras hacia su habitación.

Bajó su instrumento colocándolo cerca de su escritorio, abrió el ropero sacando una muda de ropa para poder cambiarse y se acercó al escritorio, buscando su cepillo, al verlo trato de agarrarlo pero su brazo pego con un libro, haciendo que este cayera fríamente al suelo. Al levantar, Soo-ri pudo notar como un hilo de fotos salían de este, y nuevamente, aquel chico de esa foto inundaba la mente de la pelinegra.

La hora de la cena había llegado, y toda la familia Shin se encontraba cenando, disfrutando de sus alimentos en un gran y profundo silencioso. Hasta que la señora Shin decidió romper el silencio.

──Aumentere las horas de clases del violonchelo──habló mientras cortaba la gran carne que tenía sobre su plato, dirigió la mirada hacia su hija quien se encontraba frente a ella──¿Estas bien con eso?

──¿Y las clases de inglés? Pensé que el próximo año estudiaría en el extranjero──opinó desconcertada por lo que su madre le había anunciado, no le estaba pidiendo su permiso o algo por lo común, era obvio que ya había modificado el horario y solo le estaba informando.

──Por ahora quiero que te concentres más en el violonchelo, es lo importante para el recital de la próxima temporada.

Había tantas cosas que ella quería decir en respuesta a su pregunta, quería gritar, llorar, romper cualquier cosa que estuviera a su disposición, quería poder sentir que tenía la libertad de decidir por primera vez en su vida. Pero no tenía valor para hacerlo.

Lo único que podía hacer era aguantarlo y quedarse callada, era "la hija perfecta", ¿que más podía desear?

──Estaré bien con eso, mamá──informó poniendo su mano sobre la de su madre, esta sonrío ante su respuesta y acaricio la cálida mejilla de su hija──Seré feliz si tu también lo eres.

Repetía todo el tiempo esa frase, esperando algún día poder convenserce a si misma que así sería.

Que seria feliz con lo que su mamá decidiera por ella.

Pero jamás había sido así.

Y a ese punto de su vida, dudaba que lo fuera.

𝐂𝐈𝐍𝐍𝐀𝐌𝐎𝐍 𝐆𝐈𝐑𝐋 | 𝙷𝙰𝙽 𝚂𝙴𝙾𝙹𝚄𝙽Donde viven las historias. Descúbrelo ahora