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– Señorita Saikou, sus calificaciones han bajado desde que empezamos este semestre, ¿Cuál es su justificación?

– Yo... No puedo hablar de eso..

– ¿Está teniendo problemas en su hogar? Si no me da una justificación válida tendré que enviarla con el señor director y enviarle una citación a sus padres.

– Por favor señorita consejera, no haga eso, no hay nada de que preocuparse. Solo que...

– Hable rápido Señorita Saikou.

– Es que... La verdad, bueno solo he estado muy distraída, nada importante.

– Tiene suerte de que su hermana la señorita Megami éste en esta academia, de lo contrario no le daríamos mas oportunidades. Y que le quede claro que esta es su última oportunidad.

– S.. Señorita consejera, sabe que no tengo la misma capacidad que todos mis compañeros.. Yo..

– Exactamente, por lo mismo nuestro estudiante estrella, Taro Yamada le dará clases luego que termine el horario escolar.

– Pero, ¿Él lo sabe?

– Por su puesto que si, él está de acuerdo con el trato.

– No por favor señorita consejera, no me ponga con él, se lo pido. – Los ojos de la chica de pelo blanco se cristalizaron y reflejaron temor.

– Aún estoy a tiempo de pensarlo... Retirese, hablaré con el señor Yamada y en nuestra segunda hora de clases la quiero aquí en mi despacho. Hasta entonces.

– C.. Claro señorita consejera, con permiso.

La chica antes mencionada, salió del despacho de la consejera mirando a ambos lados, Ayano Aishi la atormentaba casi siempre solo por ser "extremadamente bonita" o así se le consideraba en la academia, y ____ Saikou, sabía de los asesinatos de la estudiante Aishi. Al tener a Saikou amenazada, esta última estaba aterrorizada de que Aishi se hiciera daño, y aún más sabiendo su obsesión por Taro Yamada, razón por la cuál no quería que su tutor fuera aquel estudiante.

Se dirigió hacia su salón algo abrumada y angustiada por lo antes ocurrido, al llegar se sentó al lado de su amiga Amai Odayaka, quien le preguntó algo preocupada por su expresión facial.

– ¿_____, te encuentras bien? – Susurró Amai a su amiga.

– Luego te cuento...

Amai preocupada, sin poder prestar atención a la clase se imaginó mil cosas.

Al terminar la clase, Amai rápidamente se acercó a su amiga.

– _____-chan, ¿Me dirás que ocurrió?

– Vamos al club a hablar mas tranquilas.

– Si, tienes razón.

Se dirigieron al club de cocina, Amai preparó algo para su amiga y se sentaron para probar el postre, que claro, estaba delicioso.

– ¿Te gustó el cheesecake?

– Está delicioso Amai-chan, muchas gracias. Bueno... A lo que vinimos.

– Si, cuéntame.

– La consejera me llamó la atención por mis calificaciones, le dije que solo estaba distraída pero... Bueno, ese no es el caso, me dijo que tal vez llamaría a mis padres y sabes que ellos siempre están ocupados por el viaje de Megami, solo me siento mal por eso..

– Puedo ayudarte a subir tus calificaciones, sabes que puedes contar conmigo.

– Claro Amai, pero me dijo que me pondría de tutor a Taro.. Taro Yamada, el chico con el que dejaste de hablar el semestre pasado.

– Oh, lo recuerdo muy bien, me alegra mucho que alguien pueda darte clases.

– Si... Bueno, voy a dar un paseo, necesito respirar.

– Claro, estaré aquí cuando quieras venir amiga, prepararé algo expectacular para cuando regreses! Por favor ven aquí en 20 minutos.

– Claro Amai, aquí estaré para probar tu postre sorpesa. – Hizo una reverencia y se marchó del salón.

Caminó al patio central, saludando a su vieja amiga Raibaru Fumetsu.

– ¿Cómo estás Rai?

– La desaparición de Osana me duele mucho aún... Me siento muy sola.

– La encontrarán, estoy segura de que ella volverá! – Abrazó a Fumetsu con calidez, y esta lo recibió amablemente.

– Gracias por tus ánimos _____-chan, aunque por ahora preferiría estar sola.

– Oh, lo siento Rai-chan, me voy.

– Pero antes, los chicos del club de karate me dijeron que te invitara a nuestra salida luego de la escuela, claro, luego de que Budo acabe la clase de karate. Sho insistió en invitarte. – Guiñó un ojo.

– ¿Comer con ustedes...? Juku, Mina, Shima... ¿¡Bu.. Budo?!

– Si, Budo irá. Te veo muy emocionada por verle. – Soltó una risita.

– Bu.. Bueno. Claro, será un gusto ir con ustedes.

– Entonces nos vemos a la salida del club en la entrada del colegio.

– Por su puesto, nos vemos Raibaru. – Se retiró sonriendo, corriendo al club de cocina a contarle a Amai.

– ¿_____-chan? Creí que vendrías en un rato. Igualmente es un gusto tenerte por aquí.

– ¡Saldré con Budo! Bueno, no realmente, pero Raibaru-chan me invitó a comer con todo el club de karate donde está Budo.

– ¡Me alegro demasiado! Espero que puedas acercarte mas a Budo-san. – Dijo mientras sacaba un postre de frambuesa del horno.

– ¡Sí!

– Preparé esto para las chicas y para ti, claro, también para mi. Es de frambuesa, tu fruta favorita.

– ¡Muchas gracias Amai-chan! Huele delicioso.

– Escribiré a los demás para que vengan a comer.

Amai dejó en pastel en la mesa, y recogió su teléfono para escribir en su grupo donde estaban los chicos del club, incluida _____ aunque no formaba parte del club.

– Las chicas ya vienen, partiré los trozos de pastel. – Se dio la vuelta para tomar el cuchillo que siempre acostumbraban a dejar en la esquina del mueble de la cocina. – Oh, que extraño, no está el cuchillo, bueno, sacaré otro.

– ¡Hola chicas! llegamos para comer nuestro postre!

– Hola, chicos, siéntense. Solo partiré el pastel para poder comerlo. También preparé un jugo natural de fresa.,

– Amai, eres toda una cocinera, genial.

– Muchas gracias Shoku.

Amai partió el pastel y todos se sentaron a comer.

– ¡Está delicioso! ¡Enserio que nunca me arrepentiré de decir que eres la mejor cocinera del mundo!

– Oh, Seiyo, no es para tanto.

Amai sonrió con sus mejillas sonrosadas, cuando tocaron el timbre para entrar a clases.

– Es una pena... Bueno, ¿Nos vamos juntas ____-chan?

– Olvidé decirte, la consejera me dijo que quería verme en su despacho esta hora, por lo que tendrás que volver sola a clases Amai-chan.

– No hay problema, luego me cuentas como te fue. ¡Nos vemos en la clase del club chicos!

– ¡Adios chicos!

_____ caminó lentamente al despacho de la consejera, pero su paso aceleró cuando vio a Ayano Aishi subiendo una escalera.

– Ho.. Hola señorita.

Miró para al lado, y ahí estaba Taro Yamada de brazos cruzados.





¡Mírame! ¦ Budo Masuta X Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora