Hace mucho en un pueblo el cual ya no podrá ser encontrado, existió un gato negro gigante. Había nacido y crecido como cualquier otro gato de tamaño normal, solo que este creció y creció hasta llegar a medir dos metros de altura.
Los habitantes del pueblo lo alejaban y maltrataban por su tamaño y color ya que se creía que era de mala suerte.
El gato nunca había recibido cariño en todas sus vidas, así que resignado vivía escondido en el bosque de alrededor del pueblo.
Un día mientras se paseaba cerca del pueblo escucho un pequeño llanto, curioso siguio el sonido hasta encontrarse con una pequeña niña de alrededor de unos 5 años, estaba llorando mientras sostenía un papel en las manos.
El gato no quiso darle un susto, por lo que se escondió en las sombras de los árboles y desde allí hablo
-¿Que sucede pequeña humana?-
La niña levanto la mirada y vio hacía todos lados buscando al propietario de esa voz, hasta que por fin desde las sombras vio un par de ojos verdes brillantes y enormes. Ella en vez de salir corriendo como ya habían hecho otros humanos solo se quedó en silencio viendo ese par de ojos.
Pasaron unos minutos hasta que por fin ella hablo
-mis padres murieron hace unos días, unos familiares debían quedarse conmigo, pero ellos me dejaron aquí sola-
Las lágrimas empezaron a brotar de nuevo
-¿Porque los humanos dejarían solo a uno de los suyos en este bosque tan solitario y peligroso?-
Pregunto sin entender
-es por mi cabello-
Dijo la niña sollozando
El gato miro su cabello, totalmente azul, un azul notable y brillante un azul hermoso para su gusto, el gato más confundido aún pregunto
-¿Que tiene tu cabello? Es hermoso-
La niña dejo de llorar y miro asombrada a esos ojos que no habían dejado de verla ni un segundo.
-¿Mi cabello te parece hermoso?-
-asi es tu cabello es hermoso-
La niña se quedó en silencio por un largo rato, sin apartar los ojos de los del gato.
Finalmente hablo-¿Podrías salir a la luz?-
El gato lo dudo por un momento, pero luego salió lentamente hasta que todo su cuerpo quedó al descubierto.
La niña asombrada se levanto de un salto y el gato retrocedió un poco, la niña al ver eso le dijo preocupada
-lo siento, no quise asustarte-
El gato quedó en silencio. Hasta que empezó a reír, reír como nunca lo había hecho antes, reír de alegría, reír hasta llorar.
-¿Porque te ríes?-
Dijo la niña sin entender
-¿crees que tú me das miedo? ¿No debería darte miedo yo?-
Pregunto el gato. La niña pensó un momento
-no, no encuentro nada que pueda darme miedo de ti-
Ella de acerco lentamente, el gato se quedó quieto, tanto que parecía una estatua, no quería hacer ningún movimiento que llegue a asustar a la pequeña de cabello azul.
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Cuentos y fábulas para los no tan pequeños
FantasyCuando éramos pequeños nos contaban cuentos para dormir o entretenernos imaginando un mundo de aventuras, pero al crecer esos cuentos quedaron atrás, por aburridos,infantiles, sin sentido. Muy rara vez verás a un adulto leyendo un cuento para si mis...