Un día solo desperté así, con ocho patas, con ocho ojos, llena de pelos en todo el cuerpo.
Con una cara monstruosa como esa no podía ir al trabajo. Pero ¿que diría mí jefe? ¿Acaso me creería? Obviamente no.
Por eso me enliste, como pude escondí mis cuatro patas de sobra, maquille mi horrosa cara, afeite los pelos de mi cuerpo, cubri mis ojos con lentes y salí al mundo, que incómodo era, ocultar mis patas, usar kilos de maquillaje, ocultar mis ojos tras un cristal. Pero a todos les parecía normal. Llevar lentes negros, fajas para ocultar mis patas, maquillaje para ser menos horrorosa, mí piel sedosa luego de a ver arrancado el pelo de ella.
Que miedo, que asco, que presión...
Cuando volví a casa libere mis patas, quite mi maquillaje y anteojos, camine por las paredes, me mire al espejo, aprecie mí mandíbula...tejí una telaraña y me dormí en ella.
ESTÁS LEYENDO
Cuentos y fábulas para los no tan pequeños
FantasyCuando éramos pequeños nos contaban cuentos para dormir o entretenernos imaginando un mundo de aventuras, pero al crecer esos cuentos quedaron atrás, por aburridos,infantiles, sin sentido. Muy rara vez verás a un adulto leyendo un cuento para si mis...